ORFEO: Hades, déjame entrar.
HADES: Solo si mueres primero.
ORFEO: No quiero morir; solo quiero rescatar a las mujeres que alguna vez estuvieron cerca de mí.
HADES: De acuerdo, si prometes nunca mirarlas.
ORFEO: Lo prometo.
HADES: Pero ¿por qué arriesgarías tu vida en este laberinto solo para traer de vuelta a seres amados que nunca podrás mirar?
ORFEO: Porque las amé, y lo debo.
HADES: No es asunto mío. Solo cuido la puerta.
ORFEO: Hades, déjame entrar.
[Orfeo entra al laberinto. Encuentra una sombra, pero no puede recordar quién es. La saca tirando de su cabello].
HADES: Recuerda tu promesa.
[Orfeo regresa al laberinto, trae otra sombra y regresa al laberinto].
HADES [a las sombras]: Olvídenlo, pues ya no puede mirarlas o morirá.
CORO DE SOMBRAS:
¿Qué seremos Sin su mirada sobre nosotras?
Las que una vez fuimos contempladas
Ahora permanecemos invisibles.
HADES: No es asunto mío. Solo cuido la puerta.
[Orfeo regresa con una tercera sombra].
CORO DE SOMBRAS:
¿Por qué nos eligió?
Nosotras que una vez competimos por su amor!
Cada una reclamándolo entero,
Ahora unidas como una.
HADES: Porque las amó.
CORO DE SOMBRAS:
¿Ya no late su corazón por nosotras?
¿Ha atenuado el tiempo la llama?
¿Somos solo sombras de memoria,
En los meandros de su mente?
HADES: De alguna manera quizás aún las ame. Pero parece haberse convertido en Perséfone.
CORO DE SOMBRAS:
¡Queremos a nuestro Orfeo!
¡Devuélvannoslo!
¡Que sus ojos nos encuentren de nuevo
En esta oscuridad!
HADES: Olvídenlo. Él no puede siquiera recordar quiénes fueron. Él ha muerto para ustedes.