Gente que Cuenta

Los compromisos, por Lucy Gómez

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Quentin Matsys
El compromiso de compra, 1515

Los compromisos no son solamente una obligación o un acuerdo. Se vuelven una losa pesada cuando uno es del tipo de persona que los cumple.

Cuando no es así se convierten en formalidades, al igual que los saludos o las fórmulas de cortesía.  Una manera más de intentar ir por el mundo sin chocar con las paredes.

Como soy del primer grupo, trato de comprometerme lo menos posible. Y menos conmigo misma.

Es más, me dan tanto rechazo, que, si alguien tiene uno conmigo o se lo inventa, en lo que puedo trato de deshacerlo, porque es mejor que cada uno haga lo que se le dé la gana. Así es como se sabe el tipo de persona que tienes delante. Cuando se hacen las cosas bien, porque salen bien con todas las partes a gusto.

Y no es que el mundo vaya mejor con mis fórmulas. Precisamente los compromisos se inventaron para que la gente haga lo que debe, un paso previo a las molestias, rechazos, denuncias o enjuiciamientos que ocurren cuando una de las partes o las dos quieren hacer otra cosa. Uno de los avances, me imagino, desde las sociedades prehistóricas.

Pero igual que los anillos de boda, que comenzaron siendo unas cintas de hierba y han llegado a ser aros de metal con piedras, los compromisos de todo nivel pesan muchísimo.

El consejo que les doy, si quieren tomármelo, es que no se comprometan con demasiadas cosas y si lo hacen, anótenlas, por favor. Además, si se prometen algo importante, porque los compromisos también pueden ser con uno mismo, no se lo cuenten a nadie:  el susodicho o la susodicha que lo sabe siempre se creerá con el derecho a recordarte que lo hagas si no lo has hecho, como también a burlarse y chismear sobre el tema…

“Tú no dijiste que ibas a tener terminado el libro este año?” O… ¿No habías prometido que ibas a hacer tu página web?”  No hay nada peor que constatar que es cierto, que todo eso está en stand-by, y que a duras penas has avanzado en bosquejos generales.

Más consejos. Si quieren acabar con un compromiso, háganlo de una vez. Es como en las redacciones antiguas, cuando había tiempo para conversar de mesa a mesa: había siempre alguien que pedía consejo sobre como terminar una noticia o un artículo. Y otro, sobrado que contestaba:” sólo ponle punto final”.

Lucy Gómez e1647642232444
Lucy Gómez Periodista, egresada de la Universidad Central de Venezuela. Fue jefe de redacción y de la sección política, de varios diarios de Caracas y Valencia, durante más de veinte años.
es experta en el cultivo de huertos de hortalizas y flores.
lucygomezpontiluis@gmail.com

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