Gente que Cuenta

Música para plantas,
por Lucy Gómez

Concierto para plantas Atril press
Cada asiento del teatro estuvo ocupado por una planta -idea del artista español Eugenio Ampudia- mientras el concierto fue transmitido vía streaming para público humano. Foto diario La Tercera

Tus plantas no solamente te oyen y saben quién eres, sino que además te contestan. A veces de la única manera que entendemos: se ponen bonitas, crecen, florecen.

Por mucho tiempo creímos, gracias al antropocentrismo, que los humanos, en la cumbre de la cadena evolutiva, éramos los únicos que podíamos comunicarnos efectivamente y disfrutar de las artes, especialmente de la música.

Pero nuestros mismos intereses nos hicieron investigar más profundamente. Los seres vivos son mucho mas complejos de lo que se creía. Ya a mitad del siglo pasado, un investigador de la CIA entrenado en interrogatorios,  Cleve Backster, adaptó un polígrafo, no para detectar las mentiras de las plantas sino sus reacciones a palabras e intenciones humanas. Una de ellas entró en pánico y casi que la aguja salta del papel cuando le acercó un fósforo a una de sus hojas.

Luego se ha comprobado que las plantas son sensibles a las vibraciones de su entorno, ya sea música, agua, viento, insectos o personas. Las vibraciones de las ondas sonoras se producen por moléculas de aire comprimido, que en los seres humanos presionan el oído interno. Los receptores de las plantas también responden a esos estímulos. Las vibraciones pueden activar y desactivar genes, es decir que pueden activar el crecimiento o no, secretar sustancias desagradables o dañinas a sus depredadores, comunicar el peligro a otras plantas…

Sobre la música en específico, la investigadora de la Universidad de Denver, Dorothy Retallack, en 1973,  hizo dos grupos vegetales de control, que escuchaban música tres horas al día. Uno música rock y otro suave. Los del grupo de música suave crecieron inclinadas hacia la radio y sanas, mientras que las que oyeron rock crecían poco y terminaron en su mayoría muriéndose en dos semanas. Afinó el experimento por estilos y el rechazo se enfocó en Jimmy Hendrix y Led Zeppelin. La felicidad, en la música clásica y las cítaras del norte de la India.

Dos grupos de investigadores más, en Italia, en 2001 y 2006, colocaron música clásica a la mitad de diez hectáreas de viñedos y dejaron a  las otras cinco hectáreas sin concierto. Constataron que maduraron más rápido los que estuvieron expuestos a la música. Se llama “efecto Mozart”.

Hoy ya se normaliza regalar conciertos a las plantas, como el que se dedicó recientemente a 2292 plantas en Barcelona, usando frecuencias entre 115 y 250 Hz… así que prueba en tu casa,  seguro que las harás  más felices.

Lucy Gómez e1647642232444
Lucy Gómez Periodista, egresada de la Universidad Central de Venezuela. Fue jefe de redacción y de la sección política, de varios diarios de Caracas y Valencia, durante más de veinte años.
es experta en el cultivo de huertos de hortalizas y flores.
lucygomezpontiluis@gmail.com

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