
No era una banana cualquiera. Había sido traída especialmente en avión desde Colombia, con un boleto de primera clase. Fue seleccionada en un riguroso proceso, entre un millón de bananas en un bananal.
Cuando la cortaron de la planta y la embarcaron, todavía estaba un poco verde. Pero se había calculado que llegaría en el tiempo justo, para que tuviera el tono perfecto de amarillo con pinticas negras. Más que una banana, era la idea platónica de la banana.
Lo mismo para la cinta adhesiva. Fue también escogida cuidadosa y concienzudamente. El artista primero probó con distintos tipos. Había muchas opciones: cintas rugosas, otras metalizadas, como las que usan en las películas para cubrir la boca de los secuestrados.
Pero al final el gran maestro encontró que aquella lisa y oscura era perfecta. Algo minimalista, cuyo tono hacía que resaltara aún más el dorado de la banana (alto contraste lo llaman).
Pero ahí no termina el asunto. Tenía que cuidar otros detalles, como por ejemplo la altura a la que se iba a colocar. La pared más conveniente para favorecer la incidencia de la luz natural (las bananas adoran la luz natural, está comprobado científicamente).
Además, había que considerar la colocación, para destacar el arco de la banana; el ángulo de inclinación (45 grados exactos), tanto de la fruta como de la cinta, para que formaran una perfecta equis (X); toda vez que estos eran aspectos importantes que permitirían al espectador apreciar la obra en su máximo esplendor. No se podía dejar nada al azar. El arte lo exige.
Inmortalizada la banana (aunque fuera a descomponerse; pero ¿no es acaso hermoso lo efímero?), inmortalizada la cinta (que no es biodegradable), así pasará a la historia esta gran obra, a la altura de otras tantas grandes creaciones humanas.
Como se ve, no es cualquier cosa. No como piensa la gente por ahí, que se trata solo de una banana con cinta adhesiva y nada más, algo que cualquiera podría hacer. Esa clase de comentarios lo único que revelan es una verdadera y total falta de ignorancia en cuanto al arte moderno se refiere.

valenciano, autor de “Olímpicos e integrados”, ganador del Concurso de Narrativa Salvador Garmendia del año 2012 y “Página Roja”, publicado en la colección Orlando Araujo en el año 2017.
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Foto Geczain Tovar