La supervivencia de la costura,
por Lucy Gómez
Cuando aprendí a coser ya había una vieja máquina Singer en casa, herencia de mi abuela, porque mamá, reaccionaria a la tradición, no aprendió nunca a cocinar, coser, bordar, ni siquiera a hacer un ruedo de falda. Yo reaccioné en contra y claro, terminé pareciéndome a esa abuela. Aprendí a bordar punto de cruz y de sombra, cosí mis propios vestidos mucho tiempo. Pero mentiría si dijese que solo fue porque quería contradecir la mentalidad “lave y listo”.Me parecen preciosos los tapices, las alfombras hechas a mano y toda esa artesanía que los citadinos tenemos tan lejos que solo vemos en galerías, exposiciones y fotos. Me parecía de ensueño el mundo de la Alta Costura.Así que conservo mis carretes de hilos negro, blanco y de colores, mi cartón de agujas y puedo remendar cualquier cosa, cre...