Hay palabras que empleamos poco. Nuestro idioma es riquísimo, pero olvidado en gran medida y asediado a partes iguales por nuestra ignorancia, junto a lenguas extranjeras más de moda pero igualmente enfermas por la poca cultura de sus hablantes.
Ayer me trajeron a una conversación una de esas palabras que en algún sitio me enseñaron a llamarlas domingueras, porque se usan en días de fiesta: Cosmogonía. Al leerla, mi primera respuesta fue hacer un chiste de ella, por lo que me declaré estar hasta el cosmogote por la situación que vivimos, pero luego la curiosidad y la vergüenza me llevaron a consultar al Diccionario de la lengua española (DLE).
Así, he conseguido que las dos acepciones de la palabra se refieren a orígenes, la primera es mítica -folklórica, diría yo- que explica el origen del mundo, y la otra, científica y organizada por el método así apellidado, que trata el surgimiento del universo. Sin duda, ambas nacen de satisfacer la curiosidad del hombre.
Todo lo anterior me trajo a la memoria otra palabra exótica para mí que encontré en el Ulises de Joyce: glosopeda. Por mis pobres conocimientos de griego, la pensé asociada a la educación, pero héte aquí que es un nombre, también elegantísimo, para la fiebre aftosa. Es una palabra compuesta que tiene del griego clásico para “lengua” y del latín para “pie”.
La combinación entre lengua y pie, como apuntó un participante en la conversación, daba lugar a un abanico de posibilidades: ¿Qué tiene la lengua en el pie, o qué camina impulsado con la lengua, como un molusco? No se cómo terminó únicamente definiendo a la humilde fiebre aftosa.
Pero glosopeda tiene un sinónimo aún más dominguero: epizootia. Este tiene un origen veterinario para definir epidemias animales, y en nuestra América, más concretamente en Chile, se trasladó también al género humano.
En cuanto a la aftosa, siempre me traerá a la memoria Aquiles Nazoa en su comedia La Cenicienta al alcance de todos, cuando el Príncipe Azul borracho le preguntaba a nuestra heroína:
¡Contesta, bicha, te estoy hablando
responde cuándo viniste aquí!
¿Eres delirio de fiebre aftosa
O eres la esposa de algún zigüí?
En otra oportunidad les cuento cómo me ha ido leyendo a Joyce.