Camposantos, por Manuel Pulido Azpúrua
“No hay nada más formal que la muerte” dije mientras anudaba mi corbata negra del poliéster más barato, pero fiel como perro de taller, mientras resonaban las palabras de mi esposa diciendo que la gente iba cada día más desarreglada a dar pésames.
Hay una edad en la que comenzamos a ir más a velorios y entierros que a otros eventos sociales. Éstos tienen la particularidad de ser las últimas grandes celebraciones open house que quedan en nuestra depauperada sociedad.
Fuimos entonces a la funeraria caraqueña más concurrida, parque temático criollo levantado entre las tumbas del segundo gran camposanto urbano, donde se tienen todas las comodidades para atender a quienes pasan por el difícil trance de despedir a alguien querido.
Todas las idas a velorios suelen ser parecidas. Pued...