Espronceda por la avenida,
por Manuel Pulido Azpúrua
El tránsito caraqueño ya no es lo que era antes, pero está haciendo todo lo posible por recuperar su viejo puesto en el odio de quienes lo hemos considerado un tormento diario.
En la medida que las restricciones viales de la pandemia pasaron a convertirse en un mal recuerdo, las colas también recobraron fuerzas. Pero no quiero hablar del eso, sino comentar algo que conseguí al regresar la vida urbana en las calles. Se trata del renovado oficio de colector de carro por puesto.
Desde que los conductores han tenido que disponer uno de sus preciados puestos del pasaje a un ayudante que les cuente el dinero y los acompañe para mejor seguridad, estos van como modernos marinos:
En lugar de alzar velas, los colectores ventean a pleno pulmón los destinos de las rutas. Me hacen pensar en un...