Gente que Cuenta

¿Por qué literatura venezolana?,
por Victorino Muñoz

Edvard Munch Atril press
Edvard Munch,
Andreas leyendo, (1882-1883)

A propósito de una nota que publiqué hace unas semanas, con respecto a mi lista de libros leídos, en la que señalaba que cerca de una cuarta parte de los mismos ha sido de autores venezolanos, un amigo me preguntaba si en verdad me parece bueno todo lo que se escribe o se ha escrito en nuestro país.

Pues, no, ni mucho menos. Pero explico mejor. Con la literatura de mi país me pasa lo que seguramente nos sucede a todos con nuestros seres queridos. No nos importa que no sean perfectos, los queremos con todo y que hagan o digan cosas con las que no estamos de acuerdo.

Por otro lado, Borges decía que hasta el poeta más mediocre es capaz del más sublime de los versos. He leído libros venezolanos que no me apresuraría a calificar de obras maestras, o a descalificarlos por no serlos; sin embargo, me he encontrado en los mismos pasajes que no puedo llamar menos que sublimes.

Y esas páginas, o breves líneas acaso, justifican el esfuerzo de leerlos. Si es que es tal. La belleza, todos lo sabemos, es escasa. Incluso en los autores que podríamos considerar los más encumbrados, aquí o en cualquier lugar del mundo, siempre sobran palabras, frases, libros enteros.

Tal vez Cortázar tiene tantos cuentos memorables como olvidables. Lo juzgamos por los primeros y soslayamos los segundos. Así como adoramos los ensayos de Octavio Paz y lo perdonamos por sus versos.

Y pasa en la vida como con los libros. Tal vez sean más las personas que ni nos van ni nos vienen; pero siempre llega alguien especial. Y tal vez en nuestra existencia sean menos los momentos gratos o felices, en comparación con los monótonos, los dolorosos o los inciertos. Pero no dejamos de vivir solo por eso.

Yo he hecho una elección: he decidido aventurarme, buscando en los autores venezolanos espacios de entendimiento y solaz. Y siento como que es algo más especial, cuando pienso que tal vez sea el único que los está leyendo en ese momento.

Es algo parecido a lo que sentimos cuando vamos por un camino en una montaña, y nos preguntamos si alguien más habrá pasado por allí y habrá disfrutado de eso que vemos. Puede que no. Y eso lo hace como más nuestro.

Después de todo, ya hay mucha gente leyendo Harry Potter o cosas peores. Yo me quedo con los nuestros. Alguna gema rara habré de encontrar y he encontrado: pasajes luminosos, metáforas sorprendentes; a veces es más de lo que me espero, porque trato de no esperar nada al leerlos.

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Victorino Muñoz
valenciano, autor de “Olímpicos e integrados”, ganador del Concurso de Narrativa Salvador Garmendia del año 2012 y “Página Roja”, publicado en la colección Orlando Araujo en el año 2017.
rvictorino27@hotmail.com
Twitter:@soyvictorinox
Foto Geczain Tovar

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