Una señorita que se fastidia,
por Jimeno Hernández Droulers
Ana Teresa nació en París en 1889, un año después que Guzmán Blanco abandonó Venezuela para retirarse en Francia y jamás regresar. Su padre, Rafael Parra Hernáiz, cónsul venezolano en Berlín, volvió a Caracas apenas culminó el guzmancismo.
Su familia es parte de la aristocracia terrateniente, por ello la niña pasa su infancia en una hacienda de caña llamada El Tazón cerca de Caracas. Esa vida provinciana, feliz y apacible, culmina en 1895, cuando muere su padre, y, su mamá, doña Isabel Sanojo, decide mudar a la familia de regreso a Europa.
Se instalan en España, específicamente en Mislata, Valencia. Allí es internada en el colegio Sagrado Corazón de Godella, donde pasa un lustro estudiando con las monjas y desarrolla un gusto por la literatura, disfrutando de las obras de Romain Roll...