¡Quiero más! – Luli Delgado

Que dé un paso al frente el que atravesó por la infancia sin enterarse del incidente de la Caperucita y el lobo, por las que pasaron Hansel y Gretel con la bruja que se los quería comer, o la crueldad de la madrastra de la Cenicienta.

No se me ocurre cómo ha debido ser la infancia de nadie antes de que existieran estas historias, como no se me ocurre cómo hubiera sido la mía sin Mary Poppins o, ya más grandecita, con Butch Cassidy and the Sundance Kid (1969), dirigido por George Roy Hill, y protagonizado por Paul Newman y Robert Redford, o del inolvidable capitán Von Trapp (interpretado por Christopher Plummer), todos personajes encantadores, cada uno en su estilo, pero inalcanzables para una niña de once o doce años.

Pero ellos crecieron y yo también. Más adelante me volví a tropezar con Christopher Plummer en The Man in the chair, (2007), dirigida por Michael Schroeder. Aquí interpreta a Flash Madden, un viejo cascarrabias que ayuda a un estudiante a hacer un documental sobre el abandono de los ancianos en los Estados Unidos. Madden parece resurgir de sus propias cenizas con la fuerza que le da el joven estudiante, al oirlo y tomarlo en cuenta, que por fin es la felicidad de toda persona mayor.

Sus “recuerdos” de cuando trabajó nada menos que para Orson Wells en Citizen Kane valen la película. En la época del Do-Re-Mi, ni se me hubiera ocurrido que algo así pudiera interesarme, pero el tiempo pasa para todos.

Y así como esperamos que sea nuestro caso, no por haberse puesto viejos dejan de ser encantadores, si no fíjense en Sean Connery, que de 007 pasó a policía de punto en Los Intocables.

La caperucita nunca va a mudar los dientes, y el zapato de cristal va a ser para siempre de la Cenicienta, pero pertenecen a la época en que la ropa nos iba quedando pequeña y nada nos gustaba más que una caja de creyones.

Pero tanto el cine como nosotros seguimos nuestro camino y si nos descuidamos le perdemos la pista a tanto jovencito buenmozo, muchachita encantadora o director revelación que salen de no se sabe dónde y a quienes ni siquiera le conocemos el nombre. Difícil mantenerse al día, pero yo siempre quiero más!

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