“Todo amor é eterno e, se acaba, não era amor”
Nelson Rodrigues, dramaturgo brasileño
Nacidos en los dos extremos del mismo continente y con nuestros respectivos equipajes, por no decir prontuarios, el ahora señor de mi casa y yo nos encontramos en Brasil y después de diez años de ires y venires, finalmente nos pusimos de acuerdo para continuar el camino juntos.
Pero lejos de ser el colorín colorado, comenzó una simbiosis que se fue consolidando sin apenas darnos cuenta y que ahora, quince años después, ha hecho de nosotros uno solo, tal y como dijo Cassio, el Padre que nos casó.
Ninguno de los dos conocía esta experiencia. Ni siquiera sabíamos que existía, pero ambos nos comprometimos a no hacerla caer en lo cotidiano y a ejercer todos los días nuestra capacidad de sorpresa. En la alegría y en la tristeza, la salud y la enfermedad, durante todos estos años bailamos cada mañana sin falta, cenamos a luz de vela y nos reímos mucho. Es una bendición, sobre todo para personas de nuestra edad.
¿Cursi? ¿Lugar común? Puede ser, pero igual nos hace muy felices, nos da mucha paz y es ese regalo que los Reyes nos trajeron, que hoy queremos compartir con ustedes. Creo que ser feliz no es tan difícil cuanto lo han hecho parecer…