Gente que Cuenta

Salsa para canguros,
por Victorino Muñoz

Fritz Hug Atril press
Fritz Hug, (1921-1989)

Converso con mi amigo Dagny Iznaga, quien vive desde hace algunos años en Australia, y me cuenta que allá hay una interesante presencia latina. Interesante en el sentido de que los locales ven con buenos ojos a los nacidos en nuestras tierras, a quienes valoran y cuya cultura respetan. Incluso, él asegura que por allá ser latino es una sensación, lo máximo, pues.

Esto se traduce en varios hechos singulares, entre los cuales destaco la buena receptividad hacia la comida y hacia el baile que acompaña la música caribeña, específicamente el jazz latino, ese que vulgarmente aquí llamamos salsa, así como también la bachata.

Según me cuenta, un australiano que presuma de bailar alguno de los ritmos mencionados es percibido como una persona muy especial, elegante, culta, que tiene eso que llamamos caché. Tal como ocurriría y ocurre en otras partes con el tango o el flamenco.

Este furor es particularmente intenso entre el público femenino. Así, siempre siguiendo con las palabras de mi amigo, si uno va a una escuela de baile, encuentra a muchas mujeres australianas deseosas de aprender salsa. De igual modo, los chicos, viendo que con ello también pueden tener más oportunidades de socializar, divertirse, flirtear, también se interesan por el asunto.

Y cuando en un local nocturno se asoma un latino a la pista, ya hay varias candidatas peleándose por llamar su atención. Aunque se aclara que el interés es el baile, no siempre el bailarín. Porque cuando se acercan al latino lo que le preguntan es: ¿sabes bailar salsa?

Asimismo, hay grupos musicales, festivales, orquestas, una movida interesante en torno a la música caribeña. Las fiestas latinas y de latinos son lo más in. Todo un fenómeno, si pensamos que en otros países y otros continentes no ocurre esto.

En general, a los australianos (o a las australianas) les encanta la salsa y el baile, tanto por su sensualidad, como por lo divertido y complejo que resulta su aprendizaje y lo satisfactorio del logro.

En efecto es complejo; a mí siempre me lo ha parecido. Creo que bailar salsa es algo que requiere de una cualidad especial (de la que carezco seguramente). En una ocasión leí a un cronista español decir que los latinos tienen algún hueso más al final de la cintura.

Yo debo tener más bien algo así como una cabilla. Así que no tengo pensado emigrar a Australia, si es que alguna vez me pasó por la mente. Porque sería la decepción de mi raza si me invitaran a una fiesta y tuviera que reconocer con vergüenza que no sé bailar ni pata-pata.

Captura de Tela 2022 03 16 às 15.41.44
Victorino Muñoz
valenciano, autor de “Olímpicos e integrados”, ganador del Concurso de Narrativa Salvador Garmendia del año 2012 y “Página Roja”, publicado en la colección Orlando Araujo en el año 2017.
rvictorino27@hotmail.com
Twitter:@soyvictorinox
Foto Geczain Tovar

del mismo autor

14

Compartir en

    ¡Suscríbete a nuestro Newsletter!