Gente que Cuenta

Timidez tardía, por Álvaro Ríos

Medieval love Atril press
Representación del conde Kraft II de Toggenburg, subiendo a una torre para visitar a su dama, del Codex Manesse.

 ¿Qué hago aquí?

¡Vaya pregunta!

Si alguien me ve pensaría que soy un malhechor. Muy lejos de eso. Solo queda expresar que valerse de la noche para ingresar al patio de una casa que no es la nuestra es una necedad.

Pero créanme, queridos lectores, tengo una justificación:

Tal vez quiero evitar el qué dirán, o simplemente me mata la timidez.

Aquí vive Dayana, la esposa de un amigo que murió hace diez años. Algunas veces los visité. Andrés solía invitarme un whisky los fines de semana. En aquel tiempo, Elizabeth, mi esposa, nos acompañaba. Pero lamentablemente ella se fue seis meses después que Andrés. Desde entonces Dayana y yo hemos estado solos, demasiado solos, diría. Pero eso cambió el día de ayer.

Verán:

Por la tarde, antes de oscurecer, me asomé a la ventana. Hacia el fondo, tres casas más allá, surgió la figura de Dayana. Lucía hermosa, mucho para una dama que ha trepado más allá de los sesenta. Cruzó la calle en diagonal. Para mi sorpresa se detuvo frente a mi casa. Meditó unos segundos, atravesó el jardín y tocó el timbre.

—¿Puedo entrar? Debo hablar contigo —dijo dulcemente.

La hice pasar, le ofrecí asiento y algo de beber.

—No, gracias —dijo—, solo vine a proponerte algo.

—Tú dirás —dije ensimismado.

—¿Sabes? Necesito compañía, estoy cansada de dormir sola. ¿Te gustaría dormir conmigo, calentarnos, charlar…?

Por un instante me quedé frío, perdido en una galaxia lejana.

—¿Estás ahí? ¿Aún respiras? —preguntó con gracia.

—¿Cuándo te gustaría empezar? —pregunté tartamudeando.

—Depende de ti.

—Pues bien, deja que lo piense y mañana te diré…

****

Y bueno, aquí estoy, de intruso en un patio ajeno, temblando como un niño que va a ser reprendido.

Luego de un rato pienso en regresar, pero justo antes de hacerlo Dayana aparece y me da un buen susto.

—¿Qué haces aquí? ¿Por qué eludiste la puerta principal?

—No lo sé, ¿timidez? —dije apenado.

—Vamos, estarás bien…

—Pero es que…, mi próstata marca cinco —dije entre risas.

—¿Qué?

—Voy cinco veces al baño por las noches.

—No importa, ven…

—¿Y si ronco?

Entonces, como quien rescata a un gatito que se ahoga, me tomó de la cintura y me condujo hacia la entrada.

—No lo harás —dijo en susurros—, no lo harás…

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Álvaro Ríos. Maracay, Estado Aragua, Venezuela, 1965. Vive actualmente en Barquisimeto, Estado Lara. Es Ingeniero Electricista, Profesor Universitario y Escritor de cuentos, poesía y ensayo. Es autor de los libros “Sendero de Sombras” (poesía), “Efimerario” (brevedades), “Dilemas en el aire” (poesía) y “Criaturas Mínimas” (cuento). Ha sido colaborador de los diarios “El Impulso” y “Diario de Lara” en la ciudad de Barquisimeto. Algunos de sus cuentos han sido publicados en el portal “Letralia”.
alv_rios@yahoo.es

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