Es asunto de quién tira la primera piedra. Si no, fíjense en el #metoo de algún tiempo atrás y pregúntenle ahora a cualquier representante del género masculino si estaría dispuesto a verse envuelto en una situación relacionada con acoso sexual.
Y resulta que por años esas cosas pasaban y nadie decía ni esta boca es mía. Ni las mujeres víctimas de asedio, ni las personas a su alrededor. Secretos a voces que costaron muchísimo dolor y poco castigo.
Esta semana Shakira lanzó su BZRP Music Sessions #53, que ni nombre tiene y, cosa que parecía imposible, revoluciona al mundo con más de sesenta millones de visualizaciones, presentando el dolor mezclado con rabia de una mujer traicionada y la firme intención de superarlo. ¿El detalle de la historia? Da igual, porque, a fin de cuentas, aunque ella hable abiertamente, sigue siendo su vida personal.
Lo que importa es que se abre y pone de manifiesto su decisión de no ser ella la que continúe “Mastique y traga, traga y mastique”, que es lo que normalmente han vivido tantas mujeres que han sido traicionadas.
La cantante no inaugura el sentimiento. La traición existe desde siempre y es imposible saber cuánta gente ha pasado por ahí.
La diferencia es que ella tiene la forma de expresarlo y la aprovecha.
Bien por Shakira, que se está sacudiendo su pena, pero mejor aún, bien por esa muchacha andina, desconocida y distante, a quien la colombiana le dio el chance de hacer catarsis de sus males. ¡No están pa’ tipos como tú!