De unos días a esta parte he comenzado a darme cuenta, ¿llego tarde?, de cómo ha ido cambiando Facebook, que de las llamadas redes sociales es con la que me entiendo un poco mejor.
Veo que los perfiles se mantienen, pero me da la impresión de que ya no con la interacción de antes.
Basta escudriñar un poquito para darnos cuenta de que cada vez menos personas publican algo de su vida personal.
Antes eran frecuentes reportajes gráficos de bautizos, viajes a la playa, cumpleaños inolvidables, fotos en grupo, bodas, pero ahora, si nos ceñimos al botón de la muestra, con el Facebook abierto me encuentro un video sobre diferentes formas de arte, una foto que ya vi varias veces de una indígena amamantando a un animalito, dos fotos dándoles gracias a Dios por los alimentos recibidos, una propaganda de 20% de descuento en pasajes de autobús, un homenaje al día del libro, Freddy Mercury no falta, lo maravilloso que resultan las puertas de ducha, e invariablemente gente pidiendo que escribas amén y lo compartas so pena de una maldición eterna. Pero muy poco de corte personal. Facebook se ha convertido en un gran centro comercial y sus usuarios parecería que cada día más se conforman en expresarse apenas con la manito del like, o con uno que otro muñequito, pero no mucho más allá. Nada de aquellas discusiones sobre determinado asunto, opiniones, nada. Es como si dijeran: “sigo aquí, pero prefiero ver más que decir”.
¿Qué fue lo que pasó? Es probable que haya habido suficientes casos de fraude, robos y varios tipos de uso indebido como para que las personas hayan resuelto replegarse. O a lo mejor se cansaron, porque mantenerse a flote en las redes es un trabajo de todos los días. O se fueron a otra parte, a pesar de que los perfiles se mantienen.
En su gran mayoría, las fotos de presentación son posadas, lo cual nos da una idea de cuál es el mejor ángulo de cada persona. Casi siempre sonrientes, porque nadie viene a las redes a sufrir. De preferencia alegres, porque a nadie le interesan los tristes y cada vez más las mujeres asoman uno de los cuadriles no sé mucho la razón, pero es bastante frecuente.
Fotos normales de los más jóvenes, retocadas los que consideran oportuna una ayuda, perfiles con los nietos o las mascotas, fotos de preferencias políticas, religiosas o deportivas, caricaturas de la persona, y por último flores o paisajes para quienes quieren mantenerse lo menos expuestos posible. Tampoco falta la foto frente al arbolito, la que fue tomada con la estatua de la Libertad o cualquier otro monumento como telón de fondo, o la del protagonista sobre un caballo.
Llama la atención que ya nadie es tan jovencito así. O será por los contactos que el famoso algoritmo maneja. Vaya uno a saber.
¿Será que el monstruo de Zuckerberg se está muriendo? ¿Qué viene ahora? ¿Por fin nos vamos a librar? Y eso de Meta como fusión, ¿cómo es que funciona?
Claro, cada uno habla de la feria según y como le vaya y no se puede generalizar, pero a mí me parece que se está desinflando y que es una pena, porque como dije al principio es la plataforma con quien mejor me entiendo. Hasta en eso ponerse viejo es una desventaja…
Fue Directora Ejecutiva de la Fundación Andrés Mata de El Universal de Caracas, y Gerente del Centro de Documentación de TV Cultura de São Paulo. Es autora de varios libros y crónicas.
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