Gente que Cuenta

Violetas para Violeta,
por José Manuel Peláez

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“…para empezar, Violeta no era mestiza sino un ejemplar de podenco portugués…” Foto de Violeta: Cortesía del autor

Yo sabía que las supuestas vacaciones de Manolo no eran tales. Hace pocos días me lo encontré en un puesto de libros usados y me confesó la verdad: estaba donde un amigo necesitado de consuelo.

Buscando sin buscar entre los lomos de los libros, Manolo me contó cómo su amigo Eduardo sostuvo la cabeza de “Violeta” contra su pecho mientras la luz de su mirada se apagaba y dejaba de darle esa alegría y compañía que son de agradecer en la vida. Como si se tratara de la película previa a su propia muerte, Eduardo vio a “Violeta” – cuando no tenía ese nombre todavía – esquivar los voraces coches. Escuchó los gritos de sus hijos que rogaban por salvarla y evocó cómo, al frenar y abrir la puerta, subió por sí sola una perrita esquelética, sucia y llena de pulgas a la que, incomprensiblemente, llamaron “Violeta”, aunque para nada recordaba ni la belleza ni el aroma de la flor.

Muchas sorpresas guardaba “Violeta”: para empezar, no era mestiza sino un ejemplar de podenco portugués con la agilidad, la fuerza y el buen trato para sus amos/compañeros que caracterizan esa raza siempre alerta para perseguir conejos. Pero más allá de la genética, “Violeta” se hizo apreciar y querer por estar siempre dispuesta a acompañar: podía correr y perseguir o ser perseguida, podía tumbarse vientre arriba para dejarse acariciar como un gato o ver televisión con el hocico apoyado en alguno de la familia. Y mientras en todos ellos se producían cambios, nunca dejaron de contar con la mirada inteligente y comprensiva de quien tenía la fecha de expiración más cercana de todos.

Por todo eso, Manolo pensó que era su deber acompañar a su amigo y ponerle la mano en el hombro cuando Eduardo musitó: “Hasta siempre nuestra fiel compañera de paseos infinitos. Gracias por elegirnos aquel día”.

Manolo eligió un libro cualquiera, lo pagó y se despidió con un gesto vago. Yo me quedé pensando que tener amigos como “Violeta” o Manolo es una fortuna y que nunca sabemos cuándo la fortuna se cruza en nuestro camino en forma de perro flaco, sucio y pulgoso.

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José Manuel Peláez
Profesor universitario de Literatura del Renacimiento y Teatro Contemporáneo. Escritor de ficción para cine, televisión y literatura, especialmente policial. Sus novelas “Por poco lo logro” y “Serpientes en el jardín” se consiguen en Amazon. Ha creado y dirigido Diplomados de Literatura Creativa y de Guion audiovisual en la Universidad Metropolitana de Caracas. Actualmente mantiene un programa de cursos virtuales relacionados siempre con la Narrativa en todas sus formas.
josemanuel.pelaez@gmail.com

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