Gente que Cuenta

Agüita de babandí, por Victorino Muñoz

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El agüita de babandí que todo lo cura…

 

Cuando era niño escuchaba mucho la expresión “echar agüita de babandí”, para referirse a panaceas milagrosas que curaban casi todo, sobre todo males que en realidad no existían. Según algunas enciclopedias que he consultado por ahí, el babandí es un arbusto del oriente del país, a cuyas raíces se atribuyen propiedades afrodisíacas.

Luego, me sorprende pensar que un remedio para el amor pueda curar otras cosas, o casi cualquier cosa. Tal vez es porque cuando estamos enfermos de amor también nos enfermamos de todo y viceversa. Pero, noto que me estoy poniendo cursi y me estoy desviando del tema.

Lo que quería decir, y el porqué recordé la expresión, es que cada vez que veo el fútbol, y más específicamente cada vez que veo que hay un futbolista tirado en la grama, quejándose de un dolor muy fuerte y retorciéndose como culebra a la que le pisan la cabeza, noto que pasa lo siguiente:

– árbitro detiene el partido, haciendo seña como de enrollar una cuerda en sus manos;

– camilleros con chalecos naranjas entran corriendo;

– demás jugadores aprovechan, descansan, toman agua;

– jugador lesionado es transportado en carrito tipo golf;

– jugador lesionado atendido a un lado de la cancha;

– personal paramédico echa agua en pantorrilla de futbolista antes caído;

– futbolista en cuestión se levanta y da unas carreritas;

– va hacia donde está uno de los árbitros de costado (que llaman linier) y hace seña de que el jugador quiere volver a entrar.

Milagro. Fuera de este deporte, no he visto recuperación tan asombrosa y rápida. El jugador ni siquiera cojea un poco; más bien ahora parece más enérgico.

Ahora, sigue siendo un gran misterio para mí todo este asunto: ¿qué contiene esa agua? ¿Por qué la FIFA no ha compartido la fórmula con la Organización Mundial de la Salud, para ayudar en la curación de tantas personas que lo necesitan, aquejadas de diversas lesiones y traumatismos?

Porque, si tomamos en cuenta los grandes lamentos previos del futbolista y el total restablecimiento de su funcionalidad músculo-esquelética, no me cabe duda de que se trata de un agua auténticamente milagrosa. Eso, o los futbolistas se confundieron de profesión y resulta que en realidad o en el fondo son unos grandes actores. Por no decir payasos.

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Victorino Muñoz
valenciano, autor de Olímpicos e integrados, ganador del Concurso de Narrativa Salvador Garmendia del año 2012 y Página Roja, publicado en la colección Orlando Araujo en el año 2017.
rvictorino27@hotmail.com
Twitter:@soyvictorinox
Foto Geczain Tovar

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