Gente que Cuenta

Amor de uñas – Otrova Gomás

Otro vagomas

Si los investigadores especializados en sociología de las Universidades importantes se avocaran al estudio de, porqué las parejas permanecen juntas después de varios años de casados sin la menor armonía, se asombrarían al descubrir las verdaderas causas.

A pesar de que para mucha gente la razón está en una tendencia hacia el masoquismo, al recuerdo del  amor apasionado de los primeros tiempos, o  a la costumbre, al  sexo feroz, los intereses económicos o a los hijos, -razones completamente incidentales-el  verdadero y principal motivo es la habilidad que con el tiempo desarrollan ambos cónyuges para rascarse la espalda en los sitios a donde no llegan con sus propias manos.

Si  hay algo terrible de la soledad, es una picazón a media noche en el centro de la columna, a cuarta y media arriba de la cintura y a una abajo del cuello, entre el músculo dorsal derecho y el izquierdo y el infra espinoso. Muchas personas al sentir los primeros cosquilleos pre picazón en esos lugares ya entran en estado de pánico. La simple idea de que en cuestión de segundos la comezón se hará más fuerte, les hace abrir los ojos como un desesperado y le desata taquicardia.

Pero al iniciarse en serio la necesidad de rascarse en ese sitio inasequible, la persona empieza a entrar en un estado de desestabilización emocional grave.

Junto a los primeros e inútiles intentos de llegar al lugar de la piquiña con las dos manos, empiezan los actos de desespero: el forzar el brazo tratando de estirarlo como si fuera el del hombre araña, rascarse contra una pared con movimientos  en ritmo de regatón, el empleo de palitos, lápices, peines y cuanto objeto largo y puntiagudo pueda llegar al área afectada.

Lamentablemente todos esos intentos son completamente inútiles. Fuera de producirse un raspón, una torcida de brazo, o una herida extrema cuando se intenta con un cuchillo, el uso de instrumentos teledirigidos con la mano no logra nunca su objetivo.

Aparte de que en uno que otro caso en que se consigue tocar el punto álgido donde se desató el ataque, ninguno de esos instrumentos, ni aún las manitos de madera o plástico que venden con ese fin logran su cometido; por desgracia la picazón sigue igual, o peor al agitarse las células cercanas al sitio critico, que al haber sido alborotadas también empiezan a picar.

Ha habido personas que en la desesperación han llegado al extremo de tocar la puerta de un vecino en horas de la madrugada para que les rasque, causando su furia y el lanzamiento de la puerta en plena cara, además del lógico reclamo a la junta de condominio.

En países que están a la cabeza de los índices mundiales de suicidio, como es el caso de Suecia, Japón y Hungría, las investigaciones han llevado a determinar que la principal causa que induce a suicidas solitarios a entregarse a los brazos de la muerte fue un ataque de picazón en la espalda en un sitio en el que no se podían rascar.

Estos son datos obtenidos por vía de sesiones espiritistas o por la revisión cuidadosa del cadáver, que mostraba desollados o una serie de arañazos en el lomo, producido por la acción de uñas desesperadas ardedor de un punto equidistante que se supone era el centro neurálgico de la picazón.

Es aquí, cuando volvemos a la razón del mantenimiento de las relaciones matrimoniales complicadas que son el tema de este estudio.   Basta que un simple aficionado al estudio de cosas increíbles le pregunte  indiscretamente a muchos matrimonios porqué permanecen juntos si parece que se odiaran, para constatar que la mayoría de ellos le responderá en el acto, que su pareja le ayuda mucho en momentos de gran necesidad, y cuando se le profundiza  cual es la más importante de ellas, todos le complementarán  la frase con una sonrisa de complacencia diciendo:

-Bueno, realmente sería el que sabe rascarme la espalda.

Mi experiencia personal se suma a estas encuestas semicientíficas. Sin quitar la importancia que tuvieron la belleza espiritual, la inteligencia, la honestidad, el sexo y el sentido del humor, en todas mis novias de la juventud y las de más adelante, recuerdo que lo que más me amarró a ellas para tratar de mantener la relación, fue su habilidad para manejar sus uñas largas sobre una picazón de espalda en sitios críticos, de la misma manera que rompí con muchas porque no me supieron satisfacer cuando les pedía que me rascaran, bien porque se negaban, o porque lo hacían de mala gana,  apenas pasando los dedos  por toda la zona sin respetar la orientación del proceso con los clásicos :

– “Mas arribita, no… no, mas abajito, mas a la izquierda….no a la derecha… ahí, ahí…. hay…ah aa ay… que rico…”.

Uno de los momentos supremos de ese fugaz y etéreo instante de la felicidad humana.

Jaime Ballestas
Otrova Gomás (Caracas, 1937) es un abogado, escritor, humorista y fotógrafo venezolano, actualmente residenciado en Budapest aunque con una contínua presencia en Venezuela.
jaimeballestas@aol.com