Gente que Cuenta

Andrés de York, el disoluto – Mayte Navarro

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El príncipe Alberto en the National Memorial Arboretum, Alrewas,
Septiembre de 2011

Si revisamos la historia de la monarquía británica encontramos más de un escándalo. Tenemos, por ejemplo, que en tiempos de Enrique VIII el divorcio del rey no sólo acabó con las relaciones del reino y el Vaticano sino que también llevó al patíbulo a dos de sus esposas: Ana Bolena y Catherine Howard.

Más recientemente, en 1936, Eduardo VIII hizo tambalear la corona también por una mujer. Después de un año en el trono, decidió abdicar para casarse con la doblemente divorciada Wallis Simpson, algo inaudito para un monarca británico en ese tiempo, no tan lejano.

No menos vergonzoso es saber que Jorge V y su esposa, María de Teck, escondieron a Juan, su hijo menor porque sufría epilepsia y no querían que la gente pudiese pensar que los Windsor tenían taras por enfermedad. La muerte de joven príncipe representó un alivio para la familia.

La muerte del joven príncipe representó
un alivio para la familia

 

Con el tiempo los escándalos no han disminuido pero la sociedad se ha tornado más compresible hacia determinadas conductas y hoy no se critica que un príncipe se case con una plebeya, como es el caso de William y Kate, una joven británica que ha cumplido a cabalidad su rol de futura reina y hasta ahora representa uno de los orgullos de esa casa real, al igual que Sophia, la discreta esposa de Eduardo, conde de Wessex, que supo enmendar sus errores a tiempo para ser hoy día la nuera preferida de Isabel II.

El príncipe Harry ha sabido brindarle material a los tabloides británicos, siempre hambrientos de noticias vinculadas al escándalo. Acusar a su familia de racista y huir con Meghan y Archie de los predios de Buckingham dejó al descubierto que en ese palacio las intrigas forman parte de la cotidianidad.

Y en esta caja de Pandora todavía hay más, algo que podría calificarse de escabroso, las peligrosas amistades del príncipe Andrés de York, el hijo preferido de la monarca británica, el más guapo, quien siempre rompió corazones, con Jeffrey Epstein, millonario pero traficante sexual infantil. Hoy las relaciones de Andrés con su madre, la reina Isabel II, están en crisis, la causa, haber sido demandado  por la norteamericana Virginia Giuffre, conocida como Virginia Roberts, por “violación en primer grado”. Ella señala que en 2001 cuando Epstein la retuvo “contra su voluntad”  tenía 17 años y la misión era ser la chica de compañía del príncipe Andrés.

El tiempo está en contra de Andrés porque si no responde al tribunal de Nueva York, donde se presentó la demanda, será sentenciado como culpable. Indiscutiblemente que las malas amistades nunca dejan beneficios y en estos tiempos los de sangre azul no tienen patente de corso. Al menos es lo que parece.

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Mayte Navarro.
Comunicadora Social egresada de la Universidad Católica Andrés Bello, Caracas. Ha ejercido el periodismo en galerías de arte, en el diario El Universal, mantiene el espacio Madame Glamour en el programa radial Las entrevistas de Carolina. Escribe de moda, arte y estilo de vida.
mayte.navarros@gmail.com

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