Arepología,
por Victorino Muñoz

Tras mucho reflexionar concienzudamente, he llegado a un alto grado de conocimiento acerca del asunto. Sin embargo, fue por azar, como una súbita iluminación, que logré dilucidar uno de los mayores enigmas que acongojan a la población venezolana: ¿qué va primero, la harina o el agua?

Como se sabe, esta vasta discusión filosófica ha agotado tanto las mentes más sesudas, como aquellas que solo se lanzan a opinar de manera irreflexiva, sin llegar ninguna de las dos partes a la solución.

Pero, hela aquí, gracias a mi mente clarividente: no es el orden de la harina o el agua lo que importa, ¡es la proporción entre las partes! Brillante, ¿no? Y la verdad siempre es así, clara y sencilla (perdonen mi emoción).

Sí, señor; ya lo decía Winston Churchill, hombre sabio donde los haya: todo es cuestión de proporción. Y aunque quizás él nunca probó nuestro manjar predilecto, el principio se puede aplicar por igual para resolver el enigma antes mencionado.

Es que, puestos a ver, cualquiera que sea el orden en que coloquemos los ingredientes al comenzar el proceso, harina o agua, incluso sal (yo suelo ser partidario de esta tercera vía), pueden suceder varias cosas:

– nos sale la cantidad adecuada de masa y con la consistencia deseada, lo cual suele ser lo menos frecuente;

– sale más de la cuenta, y entonces hay que guardar un poco para la próxima vez (a menos que uno decida hacer una pequeña arepita para el perro o el gato…);

– queda muy blanda o muy dura la mezcla, y entonces hay que preparar más.

Ahora bien y en todo caso, si se debe añadir nuevamente agua o harina, la importancia de la elección hecha al inicio se anula o minimiza, pues no es el orden el factor determinante sino, como hemos podido ver, la proporción. Y ya, no se busque más.

Espero que mi valiosa reflexión sirva por fin a una discusión que por tanto tiempo nos ha separado, enemistando a padres, hijos, amigos, parejas… terrible esto. Ojalá un día todos podamos volver a estar unidos, en torno a una sola arepa, juntos como hermanos. Buen provecho.

del mismo autor