En el año de 1952, y durante algunos meses maravillosos, mucha gente en todo el mundo fue lanzada súbitamente hacia un estado de incontrolable emoción y esperanza por un libro donde aparecían pruebas irrefutables de la inmortalidad del espíritu humano. El logro de este sueño, por mucho tiempo un gran deseo de la humanidad, había ocurrido en Pueblo, Colorado, en los E E.UU. Allí, bajo hipnosis, una ama de casa llamada Virginia Tighe fue gradualmente regresada en el tiempo a su primera infancia y posteriormente aún más atrás, hasta que comenzó a conversar en dialecto irlandés sobre una existencia previa en la Irlanda del siglo pasado, donde se le conocía con el nombre de Bridey Murphy.
El comienzo de esta notable cadena de eventos se inició la noche del 5 de noviembre de 1952 cuando Morey Bernstein, un hombre de negocios de la localidad, que además era aficionado al hipnotismo, comenzó a efectuar experimentos hipnóticos con la señora Virginia Tighe. Al principio Bernstein, que no era médico ni nada por el estilo, sino un simple aficionado, se limitó a llevar a Virginia sólo unos cuantos años atrás, pero como tuvo éxito continuó experimentando y logró regresarla hasta la niñez e incluso hasta la época postnatal. Como la señora era tan buen sujeto y estaba dispuesta, Bernstein decidió dar un paso bastante audaz y trató de llevarla aún más atrás en el tiempo. Para la gran sorpresa de todo el mundo, incluyendo al propio Bernstein, ¡el experimento fue un éxito total!
En una dramática sesión, Virginia comenzó a hablar en irlandés y como el asombrado hipnotista no entendía ese dialecto, pasó a narrar en inglés lo que le ocurría. Informó que se encontraba en el año de 1806, tenía ocho años y estaba en un lugar llamado Cork County, Irlanda. Inmediatamente comenzó a dar cantidad de detalles específicos de su vida en Cork, describiendo personas, calles, utensilios y demás elementos típicos de Irlanda en esa época, que dejaron boquiabiertos a Bernstein y demás testigos presentes. La parte más dramática e impresionante, fue el patético relato que hizo Virginia de su propia muerte en 1864, donde describía el velorio y demás detalles pertinentes, para luego contar sobre su vida astral por el reino de los espíritus hasta el año de 1923, cuando reencarnó en su presente personalidad. Fue tan abundante lo descrito por Virginia sobre su previa vida como Bridey Murphy, que se requirieron seis largas sesiones las cuales fueron grabadas en cinta por Bernstein con el fin de guardarlas para la posteridad. Sin embargo, después de pensarlo mejor, se dio cuenta de que era mejor publicar su sensacional descubrimiento en forma inmediata, pues el mundo merecía enterarse de un suceso tan importante. Al poco tiempo aparecía el libro, con el título de En busca de Bridey Murphy. De más está decir que su recepción fue sensacional, pues en ese volumen aparecía abundante y aparentemente muy seria evidencia de que el alma no muere y lo que perece es el cuerpo, esa doliente cárcel de vil materia en que está aprisionado el espíritu. Bernstein ofrecía al mundo, el caso concreto de una sencilla ama de casa que por medio de la hipnosis demostraba que su alma ya había existido antes dentro de otra persona. ¡Para muchos fue una confirmación de sus creencias y para otro enorme grupo, el libro fue una tremenda revelación!
De acuerdo con la revista Time, en sólo dos meses se logró la venta récord de 175.000 ejemplares. La prensa mundial se hizo eco del caso y aparecieron amplísimos reportajes sobre el fenómeno de Bridey Murphy. De todo el mundo llegaban indagaciones de gente interesada, y lo más curioso fue que también muchos psiquiatras e investigadores profesionales escribieron a Bernstein pidiendo detalles sobre su técnica y procedimientos. El libro pasó rápidamente a la categoría de Best Seller internacional y fue traducido al castellano, francés, alemán, ruso, y por supuesto al hindú, pues la India es un país donde tradicionalmente se ha cultivado mucho este tipo de cosas.
Como era de esperarse y gracias al tremendo impacto del libro, los hipnotistas, tanto profesionales como aficionados, fueron literalmente inundados con peticiones de gente que en forma desesperada exigía ser transportada a sus existencias previas. El colmo del asunto llegó cuando algunos ilusos procedieron a quitarse la vida con el fin de comprobar, en persona, la teoría de la reencarnación. Otros hipnotistas, para dar novedad a sus servicios, ofrecían no sólo regresar personas al pasado, sino también llevarlas hacia el futuro, cosa que era mucho más difícil. Poco a poco la manía reencarnacionista por medio de la hipnosis llegó a un verdadero paroxismo y un señor competidor de Bernstein, publicó un artículo donde informaba al mundo que él había descubierto, antes que aquél, nada menos que 600 equivalentes a Bridey Murphy. Por otra parte no faltaron los escépticos como D. F. Makolm quien escribió en el diario New Republic que él estaba plenamente convencido de los poderes de Bernstein como hipnotista, ya que, leyendo su libro, se había quedado profundamente dormido. Bennet Cerf, publicó un divertido artículo en la revista literaria, Saturday Review, donde se burló de toda la teoría de la reencanación y prácticamente acusaba a Bernstein y la señora Tighe de ser unos farsantes. Así como ellos, otros alzaron sus voces de protesta o de alerta, pero el gran público o no leía esas cosas o no quería hacerles caso, ¡pues el fenómeno de Bridey Murphy continuaba viento en popa!
Igual como nadó el furor, así murió. La burbuja de la reencarnación la reventó la revista Life con una detallada investigación que puso al descubierto muchas cosas. En primer lugar, se descubrió que una tía de Virginia era irlandesa y durante la niñez de ésta, la entretenía contándole cuentos e historias de su vida allá cuando era joven. Luego, el periódico Chicago American remató el sueño dorado cuando encontró a la verdadera Bridey Murphy. Esta, era una señora de apellido Corkell, irlandesa, y verdadera protagonista de todas las aventuras narradas por Virginia. Lo que había ocurrido era que siendo Virginia aún muy niña, la señora Corkell fue vecina de su casa, y diariamente le contaba a la impresionable muchachita sus aventuras y correrías en el condado de Cork. ¿Cuál era el nombre de soltera de la señora Corkell? ¡Bridey Murphy!
El descubrimiento de todas estas cosas, más los suicidios de los ilusos, llevaron al señor Bernstein al borde de un colapso nervioso, de modo que para evitar los ataques de la prensa y de un público defraudado, se ocultó en una mansión secreta en La Florida y de allí pasó al más absoluto anonimato, sin que se haya vuelto a saber de él. La señora Virginia por su parte, parece que cambió de nombre y con su esposo e hijos se mudó para otro estado.
Es indudable que el libro de Bernstein, interesante y ameno, con un barniz de sincera elocuencia, tocó un nervio muy sensitivo en el justo momento. En la década de los años 50, el materialismo más aplastante reinaba en todo el mundo y ese libro, escrito en tono sincero por un hipnotista aficionado, despertó en miles de personas ese anhelo subconsciente que todos tenemos de ser inmortales. Las pruebas, aparentemente contundentes, de que una simple ama de casa había corrido tan grande aventura espiritual interesó a muchos que, aunque resignados a la idea de la muerte, vieron con gran felicidad la aparición de pruebas de que todo no termina allí. La mayoría de las religiones civilizadas postulan tal hipótesis y aún entre pueblos primitivos, la creencia en el más allá o en la reencarnación, es un lugar común. Por lo tanto, Bernstein tenía una audiencia muy receptiva y predispuesta a creer los eventos que en su libro se relataban. Lamentablemente ese sueño, aunque hermoso, hasta ahora, ¡sigue siendo solamente eso . . . un sueño!
Se inició como libretista y productor radial en varias radios, hasta que alcanzó su mayor éxito como escritor, productor y director del programa Nuestro Insólito Universo en la radio venezolana, desde principios de los años setenta hasta 2014.
También produjo novelas y documentales con historias sobre los caciques venezolanos, para Radio Caracas TV y la CMQ de Cuba, así como series de cine para la Creole Petroleum Co. y la Fundación Neumann. Fue articulista y profesor de radio en varias universidades y publicó ocho libros, la mitad relacionados con su programa estrella.
Ganador de infinidad de reconocimientos del mundo de la televisión y la radio, fue reconocida también su trayectoria como pintor, pues expuso en Caracas, Bogotá y Nueva York, y representó a Venezuela en las Bienales de Venecia y São Paulo en 1955.
Falleció en Alachua, Florida en 2018.