Gente que Cuenta

Michelin y el Hombre vitruviano, por Luli Delgado

Michelin Atril press

De acuerdo al Hombre vitruviano, (Leonardo Da Vinci, 1490), nuestra geometría es de proporciones perfectas. Una palma de la mano es del ancho de cuatro dedos, un pie equivale a cuatro palmas, la longitud de los brazos extendidos equivale a nuestra altura, y por ahí se extiende una larga descripción de proporciones.

No dudo que armados de una cinta métrica constatemos cuán cierto estaba Leonardo, pero eso sí, tenemos que medir en estricta línea recta. Nada de curvas, como la de la barriga, por ejemplo.

La realidad es que muy rara vez encontramos a alguien francamente satisfecho con su cuerpo. Casi todos soñamos con una humanidad diferente, vale decir, un cuello un poco más largo, menos barriga, ausencia de celulitis, más o menos caderas, más o menos altura, y por ahí suma y sigue. En fin, patrones que nos acerquen más al modelo vitruviano y menos al muñequito de los cauchos Michelin, que es por último a quien fatalmente nos terminamos pareciendo.

Analizándolo sin pasiones, descubrimos que nuestra oportunidad de alguna vez protagonizar esta perfección, es diríamos que bastante escasa. De niños, tenemos un cuerpo en plena evolución y si bien solemos ser deliciosos, todavía no podríamos considerarnos aptos para cotejarnos al modelo.

A comienzos de la juventud, la gran mayoría de nosotros vive una época áurea de algunos años de figura gentil que después recordamos con nostalgia infinita el resto de la vida.

Pasados estos días gloriosos, los más resignados a su suerte, se conforman con su nueva humanidad, andan por ahí con su barriguita, que sea lo que Dios quiera y si se acuerdan, hacen lo que pueden para que el asunto no pase a mayores. A los que le falta, tampoco les importa mucho y difícilmente el tema los ocupa.

Ahora, los negados a aceptar los “michelines” inmisericordes, se embarcan en una lucha sin cuartel con dietas dignas de campo de concentración, las cuales, unidas a una serie de recursos que suelen resultar bastante inútiles, hacen del cotidiano un verdadero calvario, cuestan una fortuna y le agreden la autoestima a cualquiera.

Una batalla perdida de antemano, pero igual que no quede que no la dieron. Lo que habría que preguntarse es si el muñequito de Michelin, con la debida irreverencia de sus líneas curvas, en el fondo no tiene también un cierto equilibrio en su geometría. Sería asunto de medirlo.

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Luli Delgado es periodista venezolana, Master en Artes de Cine y  Video – por The American University, Washington, DC.
Fue Directora Ejecutiva de la Fundación Andrés Mata de El Universal de Caracas, y Gerente del Centro de Documentación de TV Cultura de São Paulo. Es autora de varios libros y crónicas.
delgado.luli@gmail.com

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