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Españoles en Venezuela,<br/> por Soledad Morillo Belloso
223d, Soledad Morillo

Españoles en Venezuela,
por Soledad Morillo Belloso

 Ah, los españoles… Cuando a mediados del siglo XX  llegaron a Venezuela, no solo trajeron maletas con santos envueltos en periódico y fotos de abuelos serios. Trajeron una forma de estar en el mundo: hablar con zetas, regañar con cariño, cocinar con abundancia y contar historias que cruzan Galicia, Oviedo, Barcelona y terminan en Ciudad Bolívar.Los gallegos montaron panaderías donde el pan sobado se volvió religión. Los asturianos trajeron gaitas, fabada y jolgorio con papelón. Los catalanes, precisión y pastelerías donde el brazo gitano se hizo primo del quesillo. Y todos, refranes que mezclamos con los nuestros: “Más vale arepa en mano que jamón ibérico en vitrina”.Montaron negocios con nombres picarescos: “Ferretería El Gallego”, “Panadería La Ibérica y algo más”, donde se vendía de to...
Um domingo em Cambridge,<br/> por Alfredo Behrens
Alfredo Behrens, 223d

Um domingo em Cambridge,
por Alfredo Behrens

leer en españolEm cidades universitárias como Cambridge, na Inglaterra, os estudantes costumam dividir casas com desconhecidos, unidos apenas pela necessidade comum de um teto. Era assim que vivia Giulia, uma estudante italiana de economia, cuja solidão chegou aos meus ouvidos através de suas reclamações casuais nos corredores da faculdade.Naquele domingo, convidei-a para almoçar com um grupo de brasileiros. O contraste foi imediato: onde ela esperava encontrar a típica reserva britânica, deparou-se com a cordialidade sul-americana. Os brasileiros a receberam de braços abertos, embora seu inglês fosse mais vacilante do que o dela, aperfeiçoado por anos de estudos na Europa.Giulia floresceu naquela mesa. Falou em inglês sobre política europeia, teoria econômica, suas lembranças de Nápoles, ...
La sombrerería,<br/> por Leonor Henríquez
Leonor Henríquez, 223d

La sombrerería,
por Leonor Henríquez

read it in EnglishSon una tentación.Sean Fedora, Panamá, de ala corta, ancha, artesanales o de marcas famosas como Borsalino, Stetson, Brixton.Tengo una colección, pues no me resisto y siempre que salgo de viaje me compro uno nuevo.Sí, son los sombreros y su magia.Escribo estas líneas desde Barcelona, España, donde estoy en visita familiar.Aparte de sus maravillas arquitectónicas románicas, góticas y modernistas, tengo tres paradas obligadas en esta bella ciudad: La Casa del Libro; Vestopazzos, una joyería donde hacen maravillas con chatarra y Mil, la sombrerería más antigua de Barcelona.Me juré a mí misma que la visitaría pero no compraría ningún sombrero.Abierta en 1856, esta sombrerería lleva más de cuatro generaciones ofreciendo sus productos a locales y celebridades como Ingrid Bergma...
Fulano y mengano,<br/> por Luli Delgado
Luli Delgado, 223d

Fulano y mengano,
por Luli Delgado

La lista completa, que recuerde, vendría siendo: Fulano, Mengano, Zutano, Perencejo y Beltranejo. Perdón si se me escapa alguien. Me puse a averiguar a ver de dónde salieron. Aquí va… Fulano, a veces también conocido por Fulanito, e inclusive con apellido de Tal, ya rondaba en manuscritos medievales del siglo XIII. Viene del árabe hispánico fulán, que a su vez procede del árabe clásico fulān, y siempre significó lo mismo: alguien cuyo nombre se desconoce o no se quiere mencionar. Mengano, por su parte, entró en escena un par de siglos después, hacia el XV, y es el eterno segundo: sin él, la lista quedaría coja, algo así como Batman sin Robin. Zutano, debutó en el siglo XVI. Su origen se remonta al latín scitanus (“sabido, conocido”), aunque la ironía es que quedó condenado al ter...
Bien por bien,<br/> por Victorino Muñoz
Rafael Victorino Muñoz, 223d

Bien por bien,
por Victorino Muñoz

Hace unos días, un domingo en la mañana para ser exactos, salí de mi casa con el propósito de ejercitar un poco subiendo el cerro. Tomé mi envase para el agua. Aproveché de sacar unas bolsas de basura. Llegando a la avenida cercana noté que de un negocio sale mucha agua, por debajo de la puerta. Al parecer se había roto una tubería o algo. No conozco a los dueños; sin embargo, viendo que en la fachada estaba el número de teléfono, llamé y les notifiqué la situación. Me agradecieron mucho y dijeron que irían. Al momento de guardar el teléfono en el bolsito (de esos que aquí llamamos koala y en otras partes riñonera), noté que no tenía la llave. Al instante pensé que podía haberla dejado pegada en la puerta de entrada de mi casa, en la confusión con todas las cosas que debía agarrar. ...
Te cuento que…<br/> por Suzan Matteo 28/9
Suzan Matteo, 223d

Te cuento que…
por Suzan Matteo 28/9

¿Eres de los que piensa que todo lo moderno es sinónimo de progreso? Viajemos, entonces, a un rincón singular que descubrí «navegando» en internet. En Estados Unidos, donde los carros mandan, hay una isla que en 1898 los echó para siempre. Mientras Henry Ford cambiaba el mundo del transporte en Detroit, esta gente cerca de ahí prefería el sonido de los caballos y le dijo adiós a los motores. Se llama Mackinac Island y está en el lago Hurón. Su nombre proviene del término indígena «Michilimackinac», que significa «gran tortuga», por la silueta que recuerda a ese reptil. Los primeros que vivieron ahí fueron indígenas ojibwa y chippewa, para quienes era un lugar sagrado. Después, llegaron franceses, ingleses y estadounidenses a pelearse por ella. Hoy es un imán para los turistas. ...