Gente que Cuenta

Celulitis,
por Luli Delgado

Cell phones Atril press
“¿Es tan difícil así pasar dos horas “fuera del aire”?”

No hay camino de regreso: los celulares llegaron para quedarse. El problema es que trajeron un manual de instalación y de mantenimiento, pero no de la correcta utilización por parte de sus usuarios, y esa suerte de diseminación desbocada ha traído situaciones insostenibles, una verdadera “celulitis”.

Se ha escrito mucho sobre la inconveniencia de darle celulares a los niños, pero en cambio los padres no los sueltan. ¿En qué quedamos? ¿Cómo le limitas el acceso si los adultos que lo rodean no los sueltan un único instante?

Cuando hablamos por celular tenemos la tendencia de alzar la voz, lo cual invade la privacidad de quienes rodean al hablante, llegando a ser francamente inconveniente. Nos sentimos en libertad de usarlo en los lugares más impensados. En las iglesias, por ejemplo, ¿Qué es tan impostergable que justifique usarlo en momentos como la consagración de la Eucaristía?, o como sucedió una vez en plena ceremonia de un matrimonio, que se disparó el sonido inconfundible de una llamada, y para sorpresa de los asistentes, el celular resultó ser el del cura.

Celulares en actos públicos, sesiones de cine, reuniones con amigos, funerales, somos incontenibles. ¿Es tan difícil así pasar dos horas “fuera del aire”?

Aparte de todo el daño que nos hacen, han ocasionado atropellos y accidentes mortales. ¿Qué necesidad real había que justificara una muerte?

Pero lo peor de todo es en la mesa. No sé si a ustedes, pero a mí me resulta en extremo desagradable cuando uno de los comensales simplemente se desentiende de los demás y comienza a escribir, a oír mensajes, a recibir o efectuar llamada, o, peor todavía, a navegar por las llamadas redes sociales. En ese sentido en nuestra casa la regla es clara. No forma parte de los cubiertos y si chilla durante las comidas, pues que se espere a que terminemos. Les garantizo que no es tan difícil así.

Yo soy partidaria de iniciar una campaña contra el desenfreno en el uso de un aparato que comenzó por servir para hacer y recibir llamadas y que poco a poco se ha convertido en un animal diabólico y absorbente, sin el que creemos que no podemos vivir.

Sin oxígeno, vaya y pase, pero ¿sin celular?

Antes era posible, no sé si se acuerdan…

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Luli Delgado es periodista venezolana, Master en Artes de Cine y  Video – por The American University, Washington, DC.
Fue Directora Ejecutiva de la Fundación Andrés Mata de El Universal de Caracas, y Gerente del Centro de Documentación de TV Cultura de São Paulo. Es autora de varios libros y crónicas.
delgado.luli@gmail.com

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