Gente que Cuenta

Censura, por Lucy Gómez

Eneko Atril press
Eneko, s/f

Censura A, censura B, Censura C y D. La censura A permitió que yo, a los siete años, fuera expuesta a una de las escenas más terribles de violencia que conozco, la muerte de la madre del ciervo Bambi. La verdad, no sé qué de edificante, dulce o educativa pudo ser para mí. Fue parte de una época. También los cincuenta fueron tiempos de asignar vestidos rosas a las niñas y pantalones a los niños. Llegaba con medias negras de tierra, zapatos sucios y cintas de medio lado de toda fiesta infantil. Los niños, con pantalones y medias con zapatos oscuros, la tenían fácil.

Hoy tampoco lo es saber qué toca comprar o regalar a los niños y a las niñas. Con cuatro o cinco tipos de roles sexuales posibles, hay que tratarlos con más cuidado que nunca. Uno no sabe bien que teclas está tocando.

A mí me preguntó una niña de catorce años, que si podía leer una novela policíaca ganadora de premios literarios, que  acababa de ver asomar  entre los regalos de las fiestas pasadas. Sabía que la había leído. Conociéndola, pensé que no era de las que iba a tomar modelos entre los asesinos ni entre los policías que tampoco  eran muy recomendables en aquel texto. Es un escrito de esos en donde todo el mundo pierde, desde el dinero hasta la ética. Le dije que sí. No solo porque sabe lo que es el bien y el mal, sino porque los desmadres de crueldad le repugnan. Lo de ella es la adivinanza y el análisis. Sí le advertí, sin spoiler, que era posible que el rechazo a los abusos acompañara a veces la intriga y el buen ritmo de aquella y muchas otras novelas de ese género. Esa misma obra, puede ser el gatillo   del crimen en alguien medio desquiciado.

¿La censura sirve para algo? Debería ser sólo una información, no una prohibición. Si un colectivo religioso puede verse afectado por imágenes o relatos que afecten sus creencias, debería advertírseles. Si hay imágenes que pueden provocar violencia, hay que especificarlo. Un documental sobre la matanza de ballenas en alta mar para mí es tan vomitiva como una porno violenta. Pero esa soy yo.

Al final, este artículo va a ser sobre el valor de las prohibiciones.  Sólo son la oficialización de la preeminencia de una cultura sobre otras. Prohibir los cabellos sueltos, la cara al aire en las mujeres y tomar alcohol es anatema en sociedades que no son la mía. Rige sobre millones de personas.  Para nosotros, occidentales, todo eso es normal y sólo eliminamos los cigarrillos en los espacios públicos, después de comprobar que provocan cáncer. Aún no me explico lo fácil que es promover y comprar armas en Estados Unidos. Queda mucho por reflexionar, después del 2000 dC. ¿Por cuántos años más seguirá existiendo la censura?

Lucy Gómez e1647642232444
Lucy Gómez Periodista, egresada de la Universidad Central de Venezuela. Fue jefe de redacción y de la sección política, de varios diarios de Caracas y Valencia, durante más de veinte años.
es experta en el cultivo de huertos de hortalizas y flores.
lucygomezpontiluis@gmail.com

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