Hay películas buenas y muy buenas. Y hay películas icónicas. Da igual que yo fuera muy niña cuando en los cines del mundo se proyectaba Un homme et une femme y que, claro está no tenía yo ni la edad reglamentaria ni el cerebro lo necesariamente maduro como para entender las complejidades de aquella historia. Da igual porque luego, ya en mi primera adultez (voy como por la cuarta) la vi y la adoré. Aprendí de qué va realmente eso de ser un hombre y una mujer.
Anouk Aimée ha muerto. Pero jamás morirá. Ella ha sido inmortalizada. Y supongo que antes de morir tuvo oportunidad de ver el mejor homenaje que se ha producido a esa joya cinematográfica que Anouk protagonizó. Si usted, amigo lector, no ha visto ese homenaje que Chanel hizo, le copio el link al pie de estas líneas. Ah, y si nunca ha visto Un homme et une femme, le sugiero no morir sin verla.
A Anouk, mujer indescriptible, bon voyage! Vete cantando “chabadabada…”.