Si no entiende lo que le dicen… colóquese la mano en la barbilla y diga, mientras asiente: “eso es muy interesante, muy interesante”
Use el adjetivo dantesco cuando algo sea horroroso o kafkiano cuando algo sea difícil de comprender.
Si no entiende lo que le dicen, o están hablando de un asunto del que usted no sabe nada, colóquese la mano en la barbilla y diga, mientras asiente: “eso es muy interesante, muy interesante”, tantas veces como sea necesario.
Cuando alguien mencione películas como El último sello, El acorazado Potemkin, o libros como Ulises, diga “extraordinario”, mientras cierra los ojos, negando ligeramente con la cabeza. Aunque usted nunca las haya visto o leído; o lo haya intentado, pero no lo soportó hasta el final.
Pero si se refieren a poetas como Rilke o a novelistas como Proust, el término apropiado es “exquisito”.
Hable de películas como El último tango en París: es algo extraordinario, inefable (recuerde la mano en la barbilla) y apofántico (yo tampoco sé qué significa eso, pero suena profundo).
Busque listas de películas, libros, obras de arte, piezas de música clásica, nombres de compositores, pintores, escritores; apréndase algunos nombres. No tiene que leerlos ni verlos ni escucharlos. Y no se preocupe, lo más probable es que se reúna con gente que tampoco los conozca.
Si dicen Dante, usted dice: ah, El Dante (con énfasis en el artículo, porque ese será su aporte a la conversación).
Si alguien habla de cine, diga: Nada como Buñuel y luego calle, con cara de estar pensando en cosas profundas.
Repita conmigo: nunca una traducción podrá superar a la obra en su idioma original, nunca una traducción… (Hay otros clichés similares; luego los conoceremos.)
Cuando tenga que emitir una opinión, use circunloquios y un discurso lleno de metáforas que nada digan o que signifiquen cualquier cosa: es como el sentido oculto de la vida, la materia misma de los sueños, una plétora de sentidos, etc.
Los intelectuales, o los que quieren parecerlo, por lo general usan un detalle en la vestimenta; algo excéntrico, de preferencia vintage, por no decir demodé (por cierto, la palabra demodé es… interesante).
Cómprese una boina, una corbata de pajarita y un saco tipo tweed, una pipa; si es mujer, se recomienda una bufanda, aunque haga calor.
Acuda a cuanta inauguración de exposición y bautizo de libro haya en su ciudad; salude a todos como poeta o maestro (a algunos les parecerá extraño pero a otros les agradará, porque los halagos como el dinero, no importa si los merecemos, siempre son bien recibidos).