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Cosas de la corona, por Mayte Navarro

Casa real britanica Atril press
Orbe del soberano
Foto: Casa real británica

Ya tenemos en puertas la coronación de Carlos III de Inglaterra. La preparación ha originado la operación Golden Orb, para recordar el Orbe del soberano, símbolo de la monarquía, que representa la soberanía del monarca.

Pero no siempre esta ceremonia ha sido tan bien planificada. Fue en 1902, con el ascenso al trono de Eduardo VII que se programó este evento con orden. Aunque con este monarca surgió un imprevisto, se enfermó de apendicitis y hubo que cambiar la fecha, del 26 de junio se trasladó al 9 de agosto.

Aunque Eduardo VII ordenó que no se suspendieran una serie de actos celebrativos, sin embargo, la nueva fecha repercutió negativamente en aquellos que alquilaron balcones y ventanas por donde pasaría el rey.

La Coronación de Jorge V se cumplió como estaba estipulado, el 22 de junio de 1911. En aquella oportunidad, al igual que en la de Carlos III, la organización estuvo a cargo del duque de Norfolk, quien fue más una figura decorativa que un verdadero líder. Por su incapacidad otro personaje marcó la pauta.

Donde hubo un cambio radical fue en la coronación de 1937 porque el rey Eduardo VIII abdicó antes de la fecha y se produjo el reinado más corto, duró 325 días. Le sucedió su hermano, conocido como Jorge VI. Muchos piensan como yo, fue una suerte para Inglaterra. Eduardo renunció por amor a Wallis Simpson. Esa vez la monarquía se vio obligada a enaltecer la institución y mostrar que continuaba fuerte, que no había nada que temer.

En 1953 subió al trono Isabel II, con esta joven reina la guerra era un hecho pasado y el cada vez más pequeño imperio centraba su poder en su desarrollo industrial.

El 6 de mayo, 70 años después, Carlos III celebrará una coronación donde se han cuidado todos los detalles. Seguramente la inteligencia artificial también se haya incluido. En un mundo donde la juventud es un tesoro, fugaz, pero tesoro al fin, encontramos un nuevo rey de 74 años, pero con una piel lo suficientemente gruesa para enfrentar a la mala prensa, que deberá hacer malabarismos para mantener a raya a un hijo rebelde y, sobre todo, relegar a su hermano menor de cualquier protagonismo.

El trabajo más duro de Carlos III no será que lo recuerden por una pomposa ceremonia sino vencer la sombra de su madre, Isabel II.

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Mayte Navarro.
Comunicadora Social egresada de la Universidad Católica Andrés Bello, Caracas. Ha ejercido el periodismo en galerías de arte, en el diario El Universal, mantiene el espacio Madame Glamour en el programa radial Las entrevistas de Carolina. Escribe de moda, arte y estilo de vida.
mayte.navarros@gmail.com

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