Es una flor que en mi memoria siempre fue blanca, grande y llena de pequeños pétalos curvos. Pero no, en realidad tiene muchos colores, los crisantemos se empiezan a ver por todas partes cuando las demás plantas con tonos vibrantes que crecen en el calor se han marchitado. Son lila y amarillo, rojos, rosa, naranjas. Hay treinta especies básicas e infinidad de variedades, un espectáculo que resiste todo el frío que pueda llegar.
El nombre viene de Grecia: krysous, dorado (las flores originales eran amarillas, naranja y doradas) y anthemon (flor), pero el cultivo original es chino. Los jardineros chinos cultivaban crisantemos 1500 años antes de Cristo. En otoño hacen muchas exposiciones y cinco festivales sagrados, aprovechando la floración. También está presente en el sello imperial de Japón porque es su flor nacional… como también es la oficial de Chicago.
En español, el nombre viene por su asociación al Día de Todos los Santos, el 1 de noviembre. Pero no solo es una planta decorativa.
Con el crisantemo amarillo o blanco se hace un té popular en todo Oriente no solo por su sabor, sino porque recupera de la gripe.
Dentro de la casa, la planta reduce la contaminación ambiental y aleja las plagas porque contiene piretro, un potente insecticida que se aprovecha industrialmente.
¿Cómo conseguirlos?
Además de comprarlos en un vivero, lo más usado es el método de siembra por semillas y el del enraizamiento de esquejes o pedazos de ramas.
Las semillas se siembran en el interior de la casa, de mes y medio a dos meses antes del tiempo más frío, o de una helada prevista.
Las ramas (4 o 5, porque no todas salen) se cortan de más o menos 8 cm, se les deja solo un penacho de hojas en la parte de arriba, se sumergen en las hormonas de enraizamiento que venden en los viveros y se ponen dentro de la casa, pegadas de una ventana. En lo que pegan, se trasplantan a una maceta y se sacan fuera si donde vives hace clima frío o templado. Si no, se dejan dentro para evitar el solazo, pero con mucha luz.
Para crecer con muchas hojas y flores necesitan luz solar indirecta por ocho horas, (detrás de una ventana, por ejemplo) o en un sitio donde les dé sol por la mañana y a las dos o tres de la tarde.
Riega cuando la tierra está seca. Moja la tierra, no las hojas, que le salen hongos y menos las flores, porque se estropean. Cuando se le caigan todas las flores, poda a cuatro centímetros. Ya crecerá, de nuevo, con muchísimas más que el año anterior.