Cuando el jardín es el plan,
por Lucy Gómez

Hay varias formas de conseguir un jardín. Por herencia, accidente, ensayo y error o con un plan, seas o no un experto.

En el caso de la herencia, puede pasar que hayas vivido en sitios donde ya había un espacio con plantas cuando llegaste. Entonces debes decidir si sigues manteniéndolo o no, si te gusta tanto como para enriquecerlo, cambiarlo, o simplemente conservarlo.

Cuando era pequeña, vivía en una casa con un patio central. Allí había jardineras con campanillas blancas, otra con espigas llenas de pepitas amarillas que después supe que era medicinal, el llantén y otras espinosas con florecitas rojas, la Corona de Cristo. Mi madre las regaba cuando se acordaba. No les gustaban ni les dejaban de gustar. Las había encontrado allí y sobrevivieron solamente esas. Teníamos un gran espacio en la azotea, perdido, porque ahí no se cultivaba nada.

El vecino era todo lo contrario. El olor de sus granadas, naranjos y limones todavía perdura en mi recuerdo. Pero pensaba, no sé por qué, que aquello yo no lo podía tener, que era imposible.

Luego, mucho más tarde, intenté construir un jardín en mi casa, en un piso 17 y aquello fue dando tumbos. Me regalaban plantas que a veces sobrevivían y otras no. De repente me proponía tener alguna porque sí, simplemente porque me parecía hermosa. Así compré, me acuerdo, una orquídea peruana de las alturas, preciosa pero que no me duró porque intenté reproducir su clima manteniéndola en full aire acondicionado, todo el tiempo. A ella no le gustó y simplemente decidió morirse. Con las papas pasé otro calvario, porque simplemente no les va el calorón. Terquedades aparte, una vez que aprendí que era mejor planear las cosas con los seres vivos, sean plantas o personas, el jardín creció.

Se dividía entre belleza y utilidad, porque fui coleccionista de orquídeas, bromelias y cactus, vegetales que generalmente no se comen, y por otra parte aprendí cómo se monta un huerto de hortalizas en un apartamento, aprendiendo a cultivar con éxito lo que me gustaba comer: fresas, picantes y hierbas aromáticas.

Así que no hay secreto en tener un jardín. Solo conócete.

Cuánto espacio y horas de sol tienes, cuánto tiempo le puedes dedicar y qué quieres tener. En la web hay miles de jardineros que dan consejos, libros muy útiles y vecinos o amigos con buenas intenciones que siempre ayudan. Consulta si tienes dudas porque consejeros experimentados sobran.

Si empiezas, hazlo con pocas plantas para que no te enredes la vida. Pero puede ser que te parezcas a mí y te gusten las complicaciones, entonces lánzate de cabeza. Ahora puedes cultivar cualquier cosa en cualquier espacio o casi. Huertos con cosecha para cuatro en miniapartamentos, rosas y orquídeas en casi cualquier ventana, hierbas espectaculares, carnívoras. Date el gusto. Mi consejo es que pienses y planees un poco, te diviertas mucho y disfrutes lo suficiente.

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