Gente que Cuenta

Diálogos – Luli Delgado

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En nuestra entrega pasada hablamos sobre los puntos de giro, en general, y ya más específicamente de la suprema importancia del primero para garantizar la atracción inicial del espectador.
De esta vez vamos a entrar en los diálogos, pero antes de comenzar, dos aclaratorias:
Las entregas anteriores de la serie Secuencia, están a disposición en el archivo del site. Basta buscar Luli Delgado.
Esta entrega les puede parecer mucho más extensa que las anteriores. Esto se debe a que vamos a transcribir algunos diálogos, todos escritos en formato de guión, lo cual suele ocupar más espacio. Además, antes de toda escena, viene la información de si es exterior o interior, locación y si es día o noche.
Esta información generalmente viene en letras mayúsculas
Por ejemplo, INTERIOR – SALA DE JUZGADO – DIA
Ahora sí, entremos en materia:
Después de que el guión está digamos que consolidado, por decir: la trama, la descripción de los personajes, el lugar donde se va a desarrollar la historia, etc., entran a escena los dialoguistas.
Pocas veces se mencionan estos profesionales, pero son tan absolutamente fundamentales como los puntos de giro en el éxito de una producción.
Eso que nosotros oímos mitad encantados, mitad envidiosos de la agudeza mental de los personajes, que no sale de la nada.
Es producto de muchas horas de trabajo para desarrollar lo que va a decir cada personaje de acuerdo con su perfil, y el momento de la película.
En otras palabras, el dialoguista es quien le da la pincelada principal a la caracterización de cada personaje, y el que hace con que cada uno aporte información adicional a la trama. Es en la tensión de un diálogo afloran los sentimientos: la rabia, el amor, las confesiones, las reflexiones de cada personaje, todo lo cual indudablemente enriquece su actuación.
Veamos algunos ejemplos:
Comencemos con The social network, (2010), con guión de Aaron Sorkin, dirigida por David Fincher y protagonizada por Jesse Eisenberg.
En líneas generales repasemos la trama, que comienza en 2003 en los dormitorios de la Universidad de Harvard.
Mark Zuckerberg, entonces con diecinueve años, comienza un proyecto de amistad entre los estudiantes, al que más tarde se unirán los gemelos Winklevoss y su amigo brasileño Eduardo Saverin. El proyecto tiene un éxito enorme y se extiende a otras universidades, con lo que comienza a generar dinero. Los gemelos se enteran de que, sin su conocimiento, el proyecto, ahora llamado Facebook ya está operando inclusive en Europa.
Acaban por demandarlo, y lo que sigue sucede durante el juicio, cuando Zuckerberg es llamado a declarar.
Su actitud es de tedio, de total indiferencia, es evidente que no tiene el más mínimo interés.
Veamos su diálogo con el abogado de la parte acusadora:
INTERIOR – SALA DE JUZGADO – DIA

Abogado:

“Sr. Zuckerberg, ¿tengo toda su atención?”

Mark Zuckerberg:

“No.”

Abogado: “¿Cree que me lo merezco?”

Mark Zuckerberg: “¿Qué?”

Abogado: “¿Cree que merezco toda su atención?”

Mark Zuckerberg:

“Tuve que hacer un juramento antes de que
comenzáramos esta declaración,
y no quiero cometer perjurio, así que tengo
la obligación legal de decir que no”.

Abogado:

 “Está bien … no. No cree que merezca su atención”.

Mark Zuckerberg:

“Creo que si sus clientes quieren sentarse sobre mis hombros para sentirse altos, tienen derecho a intentarlo, pero no hay ninguna razón para que yo disfrute el estar sentado aquí escuchando a la gente mentir.

Usted tiene parte de mi atención – tiene la cantidad mínima.

El resto de mi atención está de vuelta en las oficinas de Facebook, donde mis colegas  y yo estamos haciendo cosas que nadie en esta sala, incluidos especialmente sus clientes, sería intelectual o creativamente capaz de hacer.

¿Respondí adecuadamente a su pregunta condescendiente?

El personaje definitivamente no es simpático, ni físicamente atractivo, ni mucho menos romántico. Aún así, desde el comienzo flota en el ambiente la presencia de una inteligencia fuera de serie, de un muchacho que, aunque muy joven, está dispuesto a llevarse al mundo por delante, y que, sobre todo nos atrae inexplicablemente, a pesar de que no siempre estemos de acuerdo con la forma como maneja sus ambiciones.
Mucha de esta atmósfera, además de su vestimenta, se destila de su manera de comunicarse: aguda, precisa, irónica, propia de alguien que es y se siente intelectualmente muy superior a su entorno.
Vayamos ahora al mundo del poder:
El Padrino I, (1972), basada en la obra de Mario Puzo, dirigida por Francis Ford Coppola y protagonizada por Marlon Brando y Al Pacino.
Ha transcurrido buena parte de la película, donde ya sabemos cómo Vito Corleone llegó a convertirse en Don Corleone, su manera de actuar con amigos y enemigos, (aquí vale la pena recordar su frase: “mantente cerca de tus amigos, pero mas aún de tus enemigos”), las traiciones, disputas de poder, muertes, y todo lo que seguro recuerdan.
Llegamos a la secuencia en la que lleva a su hijo Michael a la ya abandonada fábrica de aceite. Revisemos el diálogo
DÍA INT: LA FÁBRICA DE ACEITE DE OLIVA
DON CORLEONE conduce a MICHAEL por los pasillos del edificio.

DON CORLEONE

Este antiguo edificio ha visto su mejor día.

No es más la forma de hacer negocios … demasiado pequeño, demasiado viejo.

Entran en la oficina de Don Corleone, con paneles de vidrio.

DON CORLEONE

¿Has pensado en una esposa?

¿Una familia?

MICHAEL
(dolido)

No.

DON CORLEONE

Te entiendo, Michael. Pero tú
debes formar una familia,  ya sabes

MICHAEL

Quiero hijos, quiero una familia.
Pero no sé cuando.

DON CORLEONE

Acepta lo que pasó, Michael.

MICHAEL

Podría aceptar todo lo que es
sucedió; Podría aceptarlo, excepto que nunca tuve opción. Desde el momento en que nací, tú ya habías recostado todo esto en mi.

DON CORLEONE

No, yo quería otras cosas para ti.

MICHAEL

Querías que fuera tu hijo.

DON CORLEONE

Sí, pero hijos que fueran profesores, científicos, músicos … y nietos que pudieran ser, quién sabe, un gobernador, inclusive un presidente, nada es imposible aquí en América.

MICHAEL

Entonces, ¿por qué me he convertido en un hombre como tú?

DON CORLEONE

Tú eres como yo, nos negamos a ser tontos, ser marionetas bailando en un cuerda tirada por otros hombres.
Deseaba que llegara el momento en que las armas, las matanzas y las masacres terminaran.
Esa ha sidomi desgracia. Esa es tu desgracia. Fui perseguido por las calles de Corleone cuando tenía doce años tan solo por se hijo de fuera mi ya difunto padre.

No tuve elección.

MICHAEL

Un hombre tiene que elegir  lo que será. Creo en esto.

DON CORLEONE

¿En qué más crees?

MICHAEL no responde.

DON CORLEONE

Cree en una familia. ¿Puedes creer en tu país? ¿En esos Pezzonovantes,(peces gordos), del Estado que deciden qué haremos con nuestras vidas? Quienes declaran guerras en las que desean que nosotros luchemos para proteger lo que es de ellos.

¿Pones tu destino en las manos de hombres cuyo único talento es que iludieron a un grupo de personas a votar por ellos?

Michael, en cinco años la familia Corleone puede ser completamente legítima.

Tienen que pasar cosas muy difíciles para hacerlo posible. Yo ya no puedo hacerlas

Pero tú puedes, si eso es lo que quieres elegir.

MICHAEL escucha.

DON CORLEONE

Cree en la familia; cree en un código de honor, antiguo y más alto, cree en las raíces que se remontan miles de años en tu estirpe.

Crea una familia, Michael, y protégela. Estos son nuestros negocios, sono cosa nostra, los gobiernos sólo protegen a los hombres que tienen su propiopoder. Sé uno de esos hombres … tú tienes esa opción.

“Acepta lo qué pasó” se refiere a la boda de Michael en Italia, y el posterior atentado que ocasionó la muerte de su esposa.
Este es tal vez uno de los diálogos más intimistas de toda la película. Un diálogo que el poderoso Padrino apenas puede tener con su hijo y nadie más, en el que probablemente por primera vez verbaliza lo que realmente siente en su fuero interior.
Recuerda con pesar cómo a los doce años comenzó la vida que ha llevado a partir de un atentado de vendetta contra su padre. De ahí se vino América y ya vimos cómo su vida se fue desarrollando hasta convertirlo en un hombre rico, temido y muy poderoso.
Pero le confiesa a su hijo que le gustaría mucho “que las armas, las matanzas y las masacres terminaran”.
Michael a su vez le reclama haberlo elegido desde que nació para seguir sus pasos, y lejos de sentirse orgulloso, Don Corleone le responde que, si se lo propone, en cinco años la familia puede legitimarse.
Termina advirtiéndole sobre los políticos y enfatiza mucho en que cree una familia, un código de honor, una vida de paz.
Es sin duda un diálogo conmovedor, pero además un diálogo clave para entender sus reflexiones a propósito de la vejez y su deseo de que Michael no le siga los pasos, a pesar de que quiere que sea el nuevo jefe de los Corleone.
Habremos de coincidir en que de absolutamente nada de esto nos hubiéramos enterado si no fuera por este diálogo.
Cerremos con otro ejemplo: esta vez se trata de un diálogo extraído de Casablanca, (1942), dirigido por Michael Curtiz, con guión de Julius J. Epstein, Philip G. Epstein, Howard Koch y Casey Robinson basado en la obra teatral  Everybody Comes to Rick’s, de Murray Burnett e Joan Alison.
Esta película tiene en su haber la osadía de ofrecer un final poco feliz en una época en la que la gente iba al cine esperando ver al muchacho besar a la muchacha antes de aparecer la palabra “fin” en la pantalla. Pero no nos desviemos.
La cantidad de guionistas que aparece en los créditos tampoco es común, ni en esa época, ni en cualquier otra. A lo mejor se debe a que no existía la variedad de especialidades que existe hoy en día. Habría que ver.
El caso es que nos encontramos con dos personajes muy particulares: Rick, cínico, de pasado oscuro, de pocas palabras, y a todas luces un sobreviviente, y el Capitán Renault, una figura que de cierto nos resulta familiar, la del jefecito de policía del género “zorro viejo”, que se aprovecha de su cargo, y maneja la pequeña ciudad a su antojo.
El siguiente es un diálogo entre los dos, que escogimos por la manera como Rick se le sale de la suerte a un capitán acostumbrado a llegar al fin de lo que le interesa. Oyen el motor de un avión y entonces:
PLANO MEDIO – RICK Y RENAULT
Rick sigue mirando fijamente el avión.

RENAULT

El avión a Lisboa –
(Mira a Rick con astucia)

¿Te gustaría estar en ese vuelo?

RICK
(seco)

¿Por qué? ¿Qué hay en Lisboa?

RENAULT

El Clipper a América

Rick no responde; mira el avión calentando motores, pero su mirada no es feliz.

RENAULT

A menudo he especulado sobre por qué no regresas a América.
¿Te robaste los fondos de la iglesia? ¿Te escapaste con la esposa de un senador? Me gustaría pensar que fue porque mataste a un hombre. Es el romántico en mí.

RICK
(todavía mirando el avión – con sarcasmo)

Fue una combinación de los tres.

RENAULT

Y por los cielos ¿qué te trajo a Casablanca?
El motor del avión se hace más ruidoso.

RICK

Mi salud. Vine a Casablanca por las aguas.

RENAULT

¿Aguas? ¿Qué aguas? Estamos en el desierto.

RICK

Me informaron mal

No puede ser más directo y evidente su poco interés en que le averigüen la vida, y la verdad no aporta mayores informaciones a la historia, porque antes nos hemos enterado de qué fue lo que pasó, pero las salidas son muy ocurrentes.
Creo que, con estos tres ejemplos, hemos reivindicado con creces la profesión de dialoguistas, y estoy segura de que, así como van a tratar de identificar cuál es el primer giro de las películas, van a prestar más atención a lo que dicen los personajes.
Ya para cerrar cabe mencionar que además de los diálogos, a través de su historia, el cine nos ha regalado frases excepcionales:
“There’s no place like home”, Doroty Gale en El mago de Oz – 1939
“I’ll be back” en Terminator, 1984
“I’m going a make him an offer he can’t refuse”, Don Corleone, El Padrino I, 1972
“Houston, we have a problem”, Jack Swigert en Apollo 13,1995
“Cuesta mucho ser auténtica, señora, y en estas cosas no hay que ser rácana, porque una es más auténtica cuanto más se parece a lo que soñó de sí misma”.
Agrado en Todo sobre mi madre (1999)
O como dijo el narrador de “El fabuloso destino de Amélie Poulain, 2001
“Si Amélie prefiere vivir en el sueño y seguir siendo una niña introvertida es su derecho. Echar a perder su vida es un derecho inalienable.
Los ejemplos son infinitos…

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Luli Delgado es periodista venezolana, Master en Artes de Cine y  Video – por The American University, Washington, DC.
Fue Directora Ejecutiva de la Fundación Andrés Mata de El Universal de Caracas, y Gerente del Centro de Documentación de TV Cultura de São Paulo. Es autora de varios libros y crónicas.
delgado.luli@gmail.com

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