Antaño, si mal no recuerdo, iba al cine. Pero, desde que todo se convirtió en sagas de diverso tipo (incluyendo las detestables de rápidos y furiosos), historias de súper héroes y remakes de Disney, ya ni me asomo por esos sitios.
En casa me pasa otro tanto. La televisión está allí. Si alguien la enciende, por lo general no soy yo. Acaso veo algunos juegos, cuando son finales de ligas y cosas así. Hasta tuve Netflix y dejé que se perdiera. Sufro de abulia audiovisual (por eso no uso Tik-tok).
No soy tan amigo de las películas. Tampoco me entusiasman las series. La última que vi fue El zorro. Creo que en lo que va de año 2023 llevo como unas cuatro películas; pero van más de veinticinco libros.
Y me parece que leo los libros como si fueran una teleserie. Avanzando un poco cada noche, en el poco tiempo libre que me queda. Así he logrado terminar obras tan vastas como Ana Karenina.
Pero, como me han pedido que hable de alguna serie o película que recomiende, he hecho un poco de esfuerzo y he recordado algunas que me agradan. Por lo general prefiero ver aquellas producciones en las que las personas resuelven sus problemas sin usar super poderes, porque no tienen tales super poderes.
A mi mente llegan algunos títulos tales como: El niño que domó el viento, Vidas de papel, El último virrey de la India, La promesa, Wakolda, Kon-Tiki, Nueve reinas, El faro de las orcas…
Si son películas de otra época y de otro país que no sea el mismo de siempre (me refiero a ese de los grandes estudios, ya saben), tanto mejor; porque creo que uno descubre un mundo y un modo distinto de ver las cosas.
Y sobre todo no me encuentro con las típicas truculencias hollywoodenses, tales como: el héroe que parece a prueba de balas, los chistes ingeniosos en el momento en que se derrumba el edificio, y los efectos especiales.
A propósito, tengo una larga lista de noes en el cine: no animaciones, no vampiros, no extraterrestres, no zombies, no efectos especiales (reitero), no musicales, no comedias románticas, no súper héroes (insisto), no policiales, no asesinos seriales…
Los días del cine, por lo que parece, están cada vez más lejanos para mí; solo quedan en mi memoria, cuando era feliz saliendo de casa. Porque ahora me he vuelto un viejo y ya saben lo que pasa con eso. Y si no lo saben, ya lo sabrán.