La cocina, 1912
Hoy les hablo de mi prima Catarina. Catarina es una Mujer de las Arabias. No. Reformulo: Catarina es una mujer de las Nieves Eternas. Tampoco. Reformulo: Catarina es una mujer de las Estepas. todavía no. Reformulo: Catarina es ciudadana del Mundo. Así es como es.
La llamamos Catarina la Grande porque es diminuta e inteligente como los elfos, misteriosa y sabia como los druidas, frágil y poderosa como los gnomos, hermosa e impredecible como las valquirias, a la vez hija y madre de todos los seres que pueblan los bosques que guardan sus raíces. Es en la mágica Irlanda donde, aún intactas, lanzan al viento un llamado eterno. Un día llegó a nosotros, todavía envueltos en las insondables brumas de las leyendas celtas, desafiando al sol y al embriagador azul de este reino del sur. Y en un instante ella se fundió con él y le perteneció por completo. No. Corrijo: no del todo, porque ella no es de ningún lado. Son los lugares quienes le pertenecen, que se le entregan y se hacen suyos por voluntad propia. Porque no le resisten, porque es imposible resistirle.
Quien la mira, incauto, no paga nada por la figura aparentemente ordinaria. Gran error: es una loba. Una mujer inteligente, feliz y realizada. Y ha amado mucho, ha sufrido mucho, ha vivido mucho. Y de todas las experiencias, buenas y malas, supo aprender lecciones preciosas. Ha hecho de todo un poco, desde ocupar puestos de gran responsabilidad (es bióloga y economista) hasta limpiar escaleras y culos de hijos ajenos. Ella es verdaderamente una mujer de los siete instrumentos. Hoy, solo toca, por elección, el que más le gusta: una colina del Alentejo donde encontró su territorio sagrado. Entre hierbas aromáticas, arroyos y árboles centenarios, descubrió el escenario ideal para las pociones mágicas que cocina en secreto. Porque también le gusta cocinar, claro. Como nosotros los parientes latinos.
Este “Dip de los Elfos Alentejo” es uno de sus encantos. Pruébalo y nunca serás el mismo. ¿Quieres apostar? Aquí está la receta, tal como ella la enseña:
Coloca en la licuadora (ese picadero de emociones) un hermoso chorizo alentejano (unos 250 gr), una ramita de perejil y otra de cilantro, sal (¡solo si fuera necesario!) y unos granos de pimienta recién molida. Luego, agrega esta mezcla aromática a un paquete de crema de queso (250 gr) y dos yogures griegos naturales más. También puedes añadir unos espárragos picados. Luego, deja que las papilas gustativas esperen durante 24 horas, mientras, en la nevera, la preparación se permea lentamente, cada ingrediente por los demás, ¡bajo el éxtasis de un fastuoso festín cercano! Y al final, antes de servir: emborráchalo todo con una buena dosis (medio vaso) de Ebrium Portum (vulgus: vino de Oporto), y…. corre a la mesa… ¡la entrada está por ser servida!
Nota: El dip debe ser espeso, y se sirve con tiras de pan de varias calidades y otras de pera, que se mojan en la crema.
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