Gente que Cuenta

Diversidad cero, por Victorino Muñoz

Concurso de belleza Atril press
“Nada más aterrador que imaginar una humanidad en la que todos los seres humanos sean tan parecidos el uno al otro como dos carros ensamblados en una misma línea de montaje..”

 

Muchas personas critican los concursos de belleza. Yo también, pero por razones distintas. Creo que la idea que tengo de estética guarda relación más bien con la diversidad que con la homogeneidad. Y el asunto con las misses es que todas tienen 25 años, 1,70 de estatura y miden 90-60-90 (o al menos eso nos dicen). Les enseñan a caminar igual. Sus hobbies son ir a la playa y bailar. ¿Cómo hacen para elegir una u otra?

Para que los concursos de belleza fueran entretenidos debería haber distintos tipos de mujeres. Mujeres de 40 años, de 50, altas, delgadas, más gruesas, solteras, divorciadas con hijos, abogadas, amas de casa… tal como en la vida real. Dígame si los escritores fuéramos así y nos pusiéramos de acuerdo para escribir sobre la arquitectura del Medioevo y no hubiera otra clase de libros. O si los músicos sólo compusieran cantatas en Fa mayor.

Yo de verdad que no entiendo, ni que me lo expliquen, la manía del ser humano de querer reducir a todo a un estándar. En la variedad está el gusto, dicen por allí. Y cierto que nosotros tenemos nuestras rutinas, que nos repiten como un espejo, a decir de Borges; pero tal vez vivimos no por las rutinas, sino a pesar de ellas, vivimos gracias a que un día sobresale, como dijo otro poeta, (creo que fue Neruda).

Fuera de lo que el ser humano produce industrialmente, sean jabones, libretas para hacer anotaciones o relojes, no existen tales moldes. Podemos pensar que las cebras son todas iguales; pero no es así: su patrón de rayas es como una huella digital, irrepetible. Ni siquiera hay dos hojas de un árbol exactamente iguales. Hagan la prueba y compárenlas. Ya yo lo hice en una ocasión.

El sueño de la homogeneidad engendra monstruos, como pasó con el nazismo. Nada más aterrador que imaginar una humanidad en la que todos los seres humanos sean tan parecidos el uno al otro como dos carros ensamblados en una misma línea de montaje de una fábrica. Tal vez hacia allá avanzamos y no nos damos cuenta. Uniformidad de las formas. Uniformidad del pensamiento. Quizás en el futuro desfilará por las calles una humanidad compacta y perfecta, mientras suena por unos altavoces la melodía aquella de: en una noche tan linda como ésta…

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Victorino Muñoz
valenciano, autor de Olímpicos e integrados, ganador del Concurso de Narrativa Salvador Garmendia del año 2012 y Página Roja, publicado en la colección Orlando Araujo en el año 2017.
rvictorino27@hotmail.com
Twitter:@soyvictorinox
Foto Geczain Tovar

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