Me he vuelto impaciente. Quiero mensajes cortos, precisos, que la gente vaya al punto. Un artículo de más de 2.000 caracteres me parece largo. Veo un reel pero no una prolongada entrevista en televisión. Mi tiempo corre ciegamente con prisa y creo que no estoy solo ni soy el único que siente esta abrumante sensación de perentoriedad. El tiempo se ha acortado y hasta el tempo lento tiene un ritmo distinto. Durante mi juventud, me jactaba de la afición a directores de cine como Michelangelo Antonioni o Alain Resnais. Hace poco invité a un gr...