Rafita murió el día de ayer. Fue un amigo que vivió pobre y solo, siempre a la espera de una promesa que nunca se cumplió.Aquella noche, Rafita llegó a casa hecho trizas. Cuando entró, advirtió la presencia de un hombre que reposaba en el sofá.—Usted, ¿quién es?, ¿cómo entró? —quiso saber.—Un amigo, he venido para ayudarlo…—¿Cuánto tiempo lleva aquí? —preguntó atónito al darse cuenta de que el hombre, gordo como un cerdo de granja, yacía tumbado...