El viaje del polen,
por Jeraige Reinoso

De marzo a mayo, de verano a primavera, la naturaleza nos sorprende con la llegada progresiva del polen, del latín polvo fino, y lo primero que se nos viene a la mente es alergia y abejas. Cada grano contiene miles de corpúsculos microscópicos y nutritivos, lo que habla de la sabiduría de la naturaleza y de la elección de las abejas en la formación de la miel.

El polen es un mensajero que viaja entre las flores y es particularmente rico en vitaminas del grupo B y vitamina C (12 mg/100 g), destacando además la presencia de minerales como el magnesio, el potasio, el calcio, el hierro y el silicio, así́ como de bioflavonoides (quercetina y rutina) y enzimas digestivas (amilasa y fosfatasa), 22 aminoácidos esenciales y 4% de fibra. De allí́ que el polen se convierta en alimento proteico para la cría de abejas. Para su absorción necesita consumirse en polvo. Su presentación en granos amerita molerlo y agregarlo a los alimentos.

Muchos naturópatas recomiendan consumirlo de manera regular en las épocas de cambio de estación, de preferencia en ayuno. La tintura de propóleo sola o combinada es un aliado terapéutico en diferentes problemas de salud como Alzheimer.

El polen anemófilo es el responsable de alergias en algunas personas, desencadenando rinitis alérgica, conjuntivitis y asma bronquial; imagina que nuestro sistema inmunológico es como un equipo de seguridad en una casa. El polen, que normalmente es inofensivo, se asemeja a visitantes amigables que tocan el timbre, como una fiesta de grandes cantidades de polen en el vecindario. Sin embargo, en algunas personas, el sistema de seguridad se vuelve hiperactivo, se confunde ante la predisposición alérgica y comienza a ver a estos visitantes como amenazas e intrusos peligrosos, generando histamina que produce los síntomas alérgicos.

Contamos con antihistamínicos e inhaladores para tratar y aliviar los síntomas estacionales. Sin embargo, desde la prevención podemos fortalecer el sistema inmunológico con una alimentación antiinflamatoria, gestionar el estrés y favorecer la actividad física. Los elementos que nos brinda la naturaleza vienen a ser apoyos nutricionales. Depende de nosotros y el estilo de vida si se hacen contraproducentes y crean alarmas en forma de síntomas.

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