Ayudar a tus hijos a crecer es muy placentero. Pero hay un imponderable: no sabemos qué camino tomarán. Con el tiempo, impresiona darse cuenta de que el camino de los hijos no será el mismo.
En el torbellino de tareas, es posible que no prestemos suficiente atención a pequeñas señales que sugieren diferentes estilos y caminos para los hijos. Comparto una anécdota.
Eran dos hermanos en un pequeño país con botellas de Coca-Cola demasiado grandes para los niños. “Es para compartir”, dijo el padre mientras les entregaba una botella a los hermanos. El mayor se distrajo con un libro y cuando fue a mirar, el menor se había bebido toda la Coca. Clamando justicia, el hermano mayor llamó al padre confiando que él restituiría el orden. Fue cuando el menor explicó que como la mitad de la bebida que le correspondía estaba en la parte inferior de la botella, se vio en la necesidad de beber la primera parte para llegar a la suya. El padre se echó a reír y el mayor se sintió doblemente agraviado. El hermano menor siguió una carrera de artista y el mayor de maestro, y nunca más pudo beber Coca-Cola en paz.
Años después, el mayor leyó en algún lugar que, al crecer, los hermanos benjamines tienden a ser revolucionarios y artistas, mientras que los primogénitos suelen ser conservadores y seguir carreras compatibles con su naturaleza, como derecho y otras carreras convencionales.
¿Habría sido posible ver el futuro de los hermanos en el fondo de aquella botella?