Gente que Cuenta

El primo Chucho, por Victorino Muñoz

Pablo Picasso Atril press
Pablo Picasso,
Cabeza masculina, c. 1907

 

– ¿Y el primo Chucho sabe de eso?

Cuando se pregunta por su formación laboral o sus habilidades o destrezas, lo que siempre dicen es:

– El primo Chucho le echa piernas al asunto.

Es una respuesta incierta. No se sabe si estudió o tiene alguna experiencia en el área. Como sea, Chucho arrima el hombro a cualquier tarea y, mal que bien, resuelve la cuestión.  Podría estar peor, se dice, si nadie la hiciera.

Lo hace un poco a medias, un poco a tontas y a locas a veces, porque el que no sabe, improvisa; y el que improvisa tiene mayor margen de error que aquel que va por caminos que conoce.

Sin tener muchos talentos, Chucho se las arregla: canta si hace falta cantar, baila si se requiere, reparte puntapiés si de fútbol se trata, o codazos cuando es baloncesto. Y como pone corazón en lo que hace, no queda mal visto, pues.

Pero, esa no es la verdadera causa por la que eligen a Chucho para las tareas. Son varias las razones. He aquí la primera (luego voy con las otras, dos o más):

– El primo Chucho es de los nuestros.

No está con los otros, ni con los de más allá, sino con nosotros. La fidelidad (de más está decir que ciega) se convierte en un sucedáneo para casi todo. El primo Chucho es, en efecto, fiel, pero más que todo a una persona, que es aquella que siempre lo recomienda (ya hablaremos de él).

– ¿Y no había nadie mejor para la tarea? – podría preguntarse cualquiera.

Aquí solo hay silencio. Porque la verdad, sí lo hay. Pero mejor no responder. De todos modos ya se sabe: aquel otro no es de los nuestros y, por si no quedó claro, nos repiten la cantaleta:

– El primo Chucho le echa piernas a lo que sea.

Lo mejor del primo Chucho es que no cobra tanto, no exige mucho, ni aspira más. De este modo, no hay que temer que vaya a querer un cargo alto. El primo Chucho es la solución más barata del mercado, sin riesgo de que quiera quitarnos el lugar.

Y por ello es que, cuando vamos a cualquier parte, nos encontramos con alguno de estos casos: en una librería, atiende el que no sabe de libros; en una academia de música, el que es sordo; y en una tienda de bicicletas, el que no sabe andar en estas.

Hay muchos Chuchos en el mundo: gente que medio sabe y medio hace. O que no sabe ni hace. Pero están ahí. Ocupando simplemente un espacio.

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Victorino Muñoz
valenciano, autor de “Olímpicos e integrados”, ganador del Concurso de Narrativa Salvador Garmendia del año 2012 y “Página Roja”, publicado en la colección Orlando Araujo en el año 2017.
rvictorino27@hotmail.com
Twitter:@soyvictorinox
Foto Geczain Tovar

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