No sé si recuerdan aquellos perritos a los que se les movía nada más que la cabeza, que eran artículos casi obligatorios de decoración en los transportes públicos. No les cambiaba la expresión y no iban a ningún lado, pero, eso sí, la cabeza se les seguía moviendo sin parar.
Me vinieron a la memoria porque hoy en una ventana me topé con un gato chino, de esos francamente enervantes.
A ver. Me puse a verlo con un poco más de atención y descubrí que son zurdos. Fíjense para que vean. Lo que pasa es que, como yo también soy zurda, tengo mayor sensibilidad para detectar cualquier persona u objeto que tenga mi misma condición.
Además de zurdos, tienen expresión de idiotas. No que yo estuviera esperando que me saludaran, ¡zape!, pero esa expresión tan sin expresión y sin esperanza de que cambien, me deja diríamos que nerviosita.
De puro ociosa me puse a buscar en Internet y resulta que hay quien diga que los fulanos gatos son chinos y quien asegura que son japoneses, y a ratos se les llama Maneki-neko y a veces Zhaocai Mao, por lo que se puede pensar que están presentes en ambas culturas.
Por último, se aclaró la duda: son de origen japonés, pero los chinos, tan dados a industrializar, los empezaron a producir masivamente y a distribuirlos entre los comercios asiáticos.
Por eso son japoneses y chinos a la vez.
En todo caso parece que son mandados a hacer para darle la bienvenida a todo el que los vea, además de los consabidos deseos de paz, prosperidad, salud, esas cosas.
Me entero también de que los deseos cambian según la pata con la que saluden y que inclusive hay modelos que levantan las dos.
Sea como sea en mi humilde pensar yo los veo como uno de los estandartes de la invasión oriental en nuestras vidas. Nada contra la permeabilidad cultural porque hoy en día no se puede estar en contra de nada, pero eso sí les advierto: al que me regale un gato de esos, no sé si pava, pero sí le va a caer el exilio de mi corazón para siempre jamás, porque eso no se hace. Prefiero el perrito de la cabeza que bambolea, que por lo menos me trae recuerdos de infancia.
Fue Directora Ejecutiva de la Fundación Andrés Mata de El Universal de Caracas, y Gerente del Centro de Documentación de TV Cultura de São Paulo. Es autora de varios libros y crónicas.
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