Gente que Cuenta

Grafitis desde el tren,
por Lucy Gómez

Grafiti Atril press
“El lenguaje, los colores, los estilos los hacen accesibles y están ahí precisamente para que se discutan…”

De pueblo en pueblo en tren, llegando a la capital de provincia, asaltan la vista las paredes de las estaciones llenas de grafitis. Llamados a la acción, personajes, la firma del autor -el tag – No hay un espacio que haya quedado en blanco.

Al bajar, los muros de los alrededores también están tomados. Compiten con ventaja con los avisos comerciales, que tendrán colorido, pero que no ilustran la vida que pasa.

A mí sí me gusta el arte callejero. Me parece una alternativa más que válida para asomar a la mayoría de la gente a la belleza, a la sorpresa, a la imaginación, la protesta, los mensajes explícitos o no sobre lo que pasa, mucho más que el arte que se puede ver en los museos, exposiciones o en la red. Ese arte reconocido, que permanece, recibe premios y tiene detrás autores con un bagaje académico importante, vale mucho, millones de dólares.

Este no. Es gratis, la mayoría no puede comprarse.

Lo que ocurre es que la pintura tradicional, ni todo el mundo la comprende, ni es fácil de apreciar.

La pintura callejera es efímera. Posiblemente mañana o pasado, la alcaldía de alguno de estos pueblos decida cargarse un grafiti cualquiera y lo hará sin problemas, con una cuadrilla de limpieza municipal, nadie seguramente saldrá a impedírselo. Así ocurrió con los primeros que se hicieron en Nueva York, en los años ‘70 del siglo pasado. Muchas obras de los grafiteros que se hicieron famosos internacionalmente después no quedan, se conocen por fotos.

Por otra parte, son gratis. No se pueden comprar ni vender. Están ahí para que se vean y se critiquen, para que comuniquen lo que quieran todo el tiempo, a todo el mundo, sin pagar nada. Son la únicas obras de arte realmente accesibles hoy a quienes nunca pisaron un museo, no han pagado nunca una entrada a una exposición, no estudiaron Historia del Arte.

El lenguaje, los colores, los estilos los hacen accesibles y están ahí precisamente para que se discutan. Las críticas de aquellos que quieren las paredes absolutamente limpias de colores más bien favorecen su presencia.

Desde sus comienzos, el arte callejero ha evolucionado, tiene toda una gama de técnicas y estilos, desde las primeras obras que se hicieron a todo correr con aerosoles, hasta las intervenciones artísticas de los edificios o los murales. Es un medio de comunicación de ideas, emociones, crítica social. Un termómetro, tanto de la vitalidad de una sociedad, como de su capacidad y aspiración de cambio, de discusión de sus problemas. Promueve el diálogo porque sí, provoca reacciones en el espacio público casi por sorpresa.

Esos muros alrededor del tren me llevaron al corazón de esos pueblos, me enfrentaron con sus realidades. Cuando pase de nuevo, los volveré a ver y esta vez, más detenidamente.

Lucy Gómez e1647642232444
Lucy Gómez Periodista, egresada de la Universidad Central de Venezuela. Fue jefe de redacción y de la sección política, de varios diarios de Caracas y Valencia, durante más de veinte años.
es experta en el cultivo de huertos de hortalizas y flores.
lucygomezpontiluis@gmail.com

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