Ya vimos cómo en la medida en que las diferentes corrientes, Neorrealismo italiano, Fim Noir, Nouvelle vague, fueron entrando en la Historia del cine, el séptimo arte comenzó a soltarse de los convencionalismos de los grandes estudios, haciéndose de una identidad más independiente.
Pero pasó el tiempo y los productores y actores hasta ese momento considerados grandes estrellas comenzaron a envejecer y las audiencias a suspirar cada vez menos por los ídolos y films presentados en las carteleras. A esto se agregaron los grandes eventos de la década, que hicieron del mundo un lugar bien diferente al de la década anterior.
A finales de los 60 las nuevas tendencias comenzaron a aparecer. Arthur Penn realizó en 1967 Bonnie and Clyde, película que provocativamente presentaba una apología de los malos y los hacía simpáticos, lo cual obviamente rompió muchos tabúes. Atrás quedaba para siempre la famosa y temida “Liga de la decencia”, ¿se acuerdan?, aquella que estuvo en vigencia por allá por los años 30 y que explícitamente prohibía, malas palabras, besos lujuriosos, adicciones y parejas fuera del sacrosanto matrimonio.
Easy Rider, de 1969, un road trip hippie interpretado por Dennis Hopper, Peter Fonda y Jack Nicholson fue otra película que dio mucho de qué hablar y fue recibida con gran entusiasmo por la generación Woodstock. Con un presupuesto de apenas $ 400.000, registró una taquilla mundial de sesenta millones.
Y ahí sí, la nueva manera de hacer cine llegó para quedarse.
El Graduado (1967), protagonizado por Dustin Hoffman, Anne Bancroft y Katharine Ross, y música de Simon y Garfunkel, también causó explosión en la taquilla y la crítica de la época. De esta vez no se abordaba el tema hippie o de drogas, tan en boga por aquellos días, pero en cambio hacía temblar las mismísimas bases del llamado establishment.
A esta lista de nuevas producciones se fueron agregando películas que combinaban varios géneros. Woody Allen, con su Annie Hall (1977) y Manhattan (1979), por ejemplo, presentó la tragicomedia de un neoyorkino neurótico y de paso feo, que rompía definitivamente el molde del galán. Las audiencias lo recibieron de brazos abiertos.
El terror también sentó nuevas bases. El bebé de Rosemary, (1968), El exorcista (1973) o La profecía (1976), por ejemplo, que además de encarnar el mal en niños poseídos por el demonio, a su manera asomaban los conflictos generacionales propios de la época.
Películas como El planeta de los simios (1968) o el ahora clásico 2001, Odisea en el espacio, lanzada en el mismo año, se metieron por las casi deshabitadas calles de la ciencia ficción, invariablemente presentando peligro y desolación, y produciendo una sensación de mucho miedo a lo desconocido, tal vez reflejo también de los giros de la Historia.
Los musicales, como Cabaret de 1972 o Grease de 1978, también desfilaron por las telas, pero quizás el testimonio más importante fue Woodstock, considerada el documento más emblemático de la llamada generación flower power.
Imposible dejar afuera, clásicos como Taxi driver (1976), dirigido por Martin Scorsese, con clara influencia neorrealista, Star Wars (1977) de George Lucas, que batió récords de taquilla y se convirtió en una especie de religión popular, o los magistrales Padrinos I y II, (1972 y 1974 respectivamente) en el que Marlon Brando marcó una vez más su inolvidable presencia bajo la dirección de Francis Coppola quien de paso trajo a Al Pacino a nuestras vidas.
Imposible también mencionar todas las producciones, actores y directores que a lo largo de dos décadas nos entregaron films magistrales.
Para que se vayan a la época y se diviertan recordando días pasados, les dejo una lista que conseguí en Wikipedia de algunas de ellas:
- 1967: El graduado de Mike Nichols, Bonnie y Clyde de Arthur Penn
- 1968: La noche de los muertos vivientes de George A. Romero
- 1969: Easy Rider de Dennis Hopper, The Wild Bunch (La pandilla salvaje) de Sam Peckinpah, Midnight Cowboy (Perdidos en la noche) de John Schlesinger
- 1970: M*A*S*H de Robert Altman
- 1971: The Last Picture Show(La última película) de Peter Bogdanovich, The French Connection (Contacto en Francia) de William Friedkin, La naranja mecánica de Stanley Kubrick
- 1972: El padrino de Francis Ford Coppola
- 1973: American Graffiti de George Lucas, Malas tierras de Terrence Malick
- 1974: Chinatown de Roman Polanski, El padrino II de Francis Ford Coppola
- 1975: One Flew Over the Cuckoo’s Nest (Atrapado sin salida) de Milos Forman
- 1976: Taxi Driver de Martin Scorsese
- 1977: Annie Hall de Woody Allen
- 1978: Halloween de John Carpenter, El francotirador de Michael Cimino
- 1979: Apocalypse Now de Francis Ford Coppola, Manhattan de Woody Allen
- 1980: Toro salvaje de Martin Scorsese, La puerta del cielo de Michael Cimino
Espero que la memoria se vaya no sólo a estos films, sino a los momentos de vida que giraron en torno a ellas, y quedamos para una próxima entrega en la que abordaremos la década de los ochenta.