Gente que Cuenta

La pasajera,
por Getulio Bastardo

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“…en su mente aparecía la figura de la mujer y el extraño silencio de los dos que no le permitió ni preguntar su nombre…”

Había terminado los exámenes del ciclo pre clínico de la facultad de medicina. Era un fin de semana muy corto porque ese mismo lunes debía comenzar las prácticas clínicas de obstetricia, internado por seis semanas en la maternidad afiliada a la universidad, sin poder salir. Era realmente un internado.

Decidió ir a recrearse un poco y fue a un centro nocturno en la parte alta de la ciudad, donde se reunió con varios compañeros y amigos celebrando el final de un ciclo en la carrera y el comienzo de otro.
Cerca de la medianoche y pensando en los arreglos del fin de semana para cumplir la pasantía, decidió marcharse del sitio, sin despedirse, como siempre lo hacía, para que no insistieran sus amigos en que se quedara.

La noche estaba cubierta de neblina y fría. Abordó su Chevrolet de año desconocido, regalo de su padre, quien lo había tenido muchos años y cuidado como la hija que nunca tuvo.

La carretera bajaba por una pendiente paralela al río que descendía de las montañas. Iba a la velocidad que le permitía la neblina y el sinuoso camino; al acercarse a un puente vio entre la neblina que las luces amarillentas del carro dispersaba, una figura femenina, detuvo el auto al lado de la mujer y ofreció llevarla.

Era una mujer joven y atractiva ataviada con un traje blanco como de fiesta, aceptó la oferta y se embarcó; al hacerlo le dio instrucciones a su benefactor adonde llevarla. El recorrido duró un poco más de cinco minutos en silencio.
Al llegar ella agradeció el gesto, saludó y se acercó a la puerta de la casa. Él no se marchó hasta no verla entrar.

El domingo lo ocupó en preparar su equipaje para la pasantía y mientras estaba en eso recordó́ a la joven de la otra noche.
Mientras estuvo en el internado en su mente aparecía la figura de la mujer y el extraño silencio de los dos que no le permitió ni preguntar su nombre.

Cuando terminó el entrenamiento mes y medio después, ese mismo viernes llegó a su habitación, se arregló y salió decidido a localizar a la mujer del puente. Él sabía dónde vivía y llegó hasta allá́. Tocó el timbre y una señora muy parecida a la joven le abrió. Saludó y cuando iba a preguntar, tartamudeó, no le salían las palabras; es que no sabía por quién preguntar. De pronto su ojos se toparon con un retrato en la pared de la casa, se sintió aliviado y preguntó por la joven de la foto.
La anfitriona respondió “esa es mi hija que murió hace 20 años en un accidente en el puente que está más arriba”.

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Getulio Bastardo
Médico psiquiatra clínico, profesor universitario jubilado en Venezuela y activo en Perú, casado, con seis hijos y seis nietos. Soy un viejo feliz
getuliobastardo@yahoo.com.mx

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