Gente que Cuenta

Las frases del abuelo, por Victorino Muñoz

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“- A usted no le gusta ni el jabón Las Llaves”

Dicen que, con el tiempo, las mujeres corren el riesgo de convertirse en sus madres y los hombres, en sus padres. En mi caso no creo que ocurra, ya que parece más bien que me he convertido en mi abuelo.

Mi abuelo, al igual que otros miembros de la familia, tenía su humor peculiar. Y sus frases de cabecera, así como sus chistes o su manera de bromear, han pasado a ser las mías.

Por ejemplo, recuerdo que cuando era niño, a mí no me gustaba comer algunas cosas, y comenzaba a apartar que si el tomate o la cebolla. Mi abuelo, al verme, exclamaba:

– A usted no le gusta ni el jabón Las Llaves.

– Abuelo, el jabón Las Llaves no se come.

– Pero sí es bueno.

Ante tal lógica me callaba y no sabía si reírme o comerme los tomates. Y ahora, cada vez que veo a alguien despreciar algo de comida, recuerdo la consabida frase.

Pero a mi abuelo tengo que agradecerle, además y entre otras cosas, haberme despertado el interés por los textos. Antes de saber leer y escribir, yo ya me había aprendido de memoria un poema, porque él me lo enseñó. Y aún hoy, 45 años después, puedo recitarlo completo.

Recuerdo ese día en la escuela República del Perú, cuando tuve que declamarlo en el inmenso patio del colegio, ante todos los niños y profesores. El micrófono era un aparato enorme, que yo no podía sostener; así que tuvo que ayudarme una maestra:

Cuentan que tuvo en su faz lo que salva y lo que aterra… – resonaba en los altavoces mi voz, y al evocarlo me estremezco, doble o triplemente: por lo que dice el texto, porque son mis vivencias y porque detrás de todo eso está mi amado abuelo.

Escribo estas líneas un poco después del día del padre. Quería hacerlo antes, pero otras cosas se atravesaron. Lo que quería decir, básicamente, es que mi verdadero padre fue mi abuelo.

Dicen también que cuando tenemos hijos, nosotros aprendemos a ser hijos; y cuando somos abuelos (cosa que aún no me ocurre), aprendemos a ser padres.

Y yo añado, que al tener de padre a un abuelo, uno sale ganando, porque te cría alguien con toda la experiencia del mundo y, por si fuera poco, con una infinita paciencia, bondad y ternura.

Al menos a mí me sucedió así. Y si volviera a nacer, pediría que me dejaran otra vez con mi abuelo. Y me comería todos los tomates y todas las cebollas. Y hasta el jabón Las Llaves. Quién quita y sepa bien.

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Victorino Muñoz
valenciano, autor de Olímpicos e integrados, ganador del Concurso de Narrativa Salvador Garmendia del año 2012 y Página Roja, publicado en la colección Orlando Araujo en el año 2017.
rvictorino27@hotmail.com
Twitter:@soyvictorinox
Foto Geczain Tovar

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