Abro mi entrega de hoy confesando que si bien era al cine a lo que pensaba referirme, pasando revista a los múltiples eventos que se sucedieron en la década de los ’60, no me quedó sino ampliar el espectro y ofrecerles un plano general. El resultado terminó siendo muy parecido a los montajes de la Nouvelle Vague, que presentaban una historia donde la secuencia y manera de contar no necesariamente seguían los ritmos tradicionales.

Veamos. Los Estados Unidos y la Unión Soviética, rompieron relaciones y se atrincheraron en sus respectivas ideologías, en lo que se conoció como el inicio de la Guerra Fría.

En China, el liderazgo de Mao Zedong salió airoso de la guerra civil, instaurando la llamada Revolución Popular china, mientras americanos y rusos se disputaban Corea, lo cual generó la división del país. En Europa, Robert Schuman declaró la declaración homónima, embrión de la Unión Europea.

Así las cosas, la Historia entró a la década del ’60, cargada de conflictos: aumento de tensiones en la Guerra Fría y la crisis de los misiles del año 62, que casi deflagró la tercera guerra mundial, el inicio de la carrera espacial, los grandes movimientos sociales, el llamado Mayo francés y protestas contra la guerra de Vietnam, a lo que se unió una verdadera convulsión política, generada por la invasión de la Unión Soviética a Checoslovaquia,

En los Estados Unidos los asesinatos de los Kennedy, Martin Luther King y Malcolm X sacudieron el país, y por ende, el mundo occidental.



y claro, el apogeo de Los Beatles y la aparición del movimiento hippie, con su lema de paz y amor.
Todo este ambiente, tuvo, como es de suponer, una gran influencia en el mundo de las artes, pero vamos a referirnos al cine, que es caso que nos ha venido ocupando.
En la Cinemateca de París, un grupo de jóvenes se reunía a discutir sobre nuevas posibilidades estéticas y de contenidos del cine, mientras leía y analizaba los Cahiers de Cinema, publicación sobre cine editada por André Bazin.
Después de mucho teorizar, y con pocos recursos, como suele suceder con las nuevas tendencias cinematográficas, comenzaron a producir filmes de montajes que irrespetaban la lógica temporal, planteaban el amoralismo como posición de vida, y la definitiva presencia de lo que llamaron cine de autor, aunque varios actores, como Jean Paul Belmondo y Brigitte Bardot dejaron su huella en este movimiento.
François Truffaut y Jean-Luc Godard fueron quizás sus dos representantes más conocidos, pero no podemos olvidar clásicos como Hiroshima, mon amor, (1959) dirigido por Alain Renais y guión de Marguerite Duras, El año pasado en Marienbad (1961), también de Resnais, o el cortometraje La Jetée, (1962) de Chris Marker.
Esta nueva manera de hacer cine, tuvo mucha aceptación por parte de la crítica y de los amantes del séptimo arte, y de gran influencia en lo que vino a llamarse “La Nueva Hollywood”, corriente que veremos en nuestra próxima entrega.

Fue Directora Ejecutiva de la Fundación Andrés Mata de El Universal de Caracas, y Gerente del Centro de Documentación de TV Cultura de São Paulo. Es autora de varios libros y crónicas.
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