La ausencia de Carlos III del Reino Unido en las actividades públicas ha generado una crisis que se acrecentó ante la presencia de una foto intervenida por la princesa de Gales.
El revuelo envolvió a todos medios y las redes sociales continúan a tope. El rey aparece de vez en cuando para recordar que existe, que está vivo y que sigue adelante en su tratamiento. Pero parece que lo que no se perdona es que Katherine, princesa de Gales, haya manipulado unas fotografías, algo que no es inusual ni nada nuevo. En tiempos de la reina madre, ella aconsejaba pocos retoques ya que no quería aparecer, a sus 100 años, “ridículamente joven”.
Kate tuvo que pedir disculpas públicamente, como si ella fuese la única responsable. Detrás está todo un equipo de prensa que no ha resultado convincente para callar teorías que afirman que la princesa está a punto de morir, mientras que otros lanzan historias donde la infidelidad es la estrella.
Esta solicitud de perdón no paró las especulaciones y la joya de la corona, su personaje más querido y más popular es también el más vulnerable.
Pareciera que aquella idea medieval, vinculada a la perfección de los royals continúa vigente. Cualquier debilidad o fallo repercute en la propia monarquía, institución que, para muchos, en el siglo XXI resulta anacrónica, pero que se muestra más esencial que los propios políticos. La razón, reyes, reinas, príncipes y princesas representan la unidad de un país que los otros parecen no poder o no querer defender. Por otra parte, están unidos a seres mágicos del pasado que nos ilusionan y que en el fondo amamos. Pero hay que estar conscientes de que en los palacios viven seres humanos y que no siempre están allí porque quieren, sino porque ese es su destino.
¿Desaparecerá la monarquía británica? Por ahora, no creo, pero será diferente a la de Isabel II. No olvidemos que Carlos III defenderá su rol y, al igual que su madre, estará en el trono hasta el final, esperemos que por un largo tiempo; pero La Firma no será la misma. Los palacios ya no son capaces de guardar secretos y sus nuevos miembros son menos mágicos y más humanos.