Últimamente me persiguen, a raíz de una investigación que tuve que hacer para un “tigre” (dícese en Venezuela de un trabajo a destajo) que estoy matando.
La palabra portmanteau en francés significa maleta o baúl, de dos compartimientos, y proviene del término porter (cargar) y manteau (abrigo o capa).
En el transcurso de mi investigación, aprendí que el término portmanteau lo acuñó el escritor Lewis Carroll, aparentemente el pionero de estas palabras que “empacan” dos conceptos en un solo mundo.
Creo que en español se les conoce popularmente como acrónimos, pero eso de “palabras en una maleta” me pareció fascinante.
Resulta gratificante tropezar con estas expresiones, decodificar su significado y encontrarles otra dimensión.
Un descubrimiento lingüístico muy refrescante como el que me produjo un vocablo que utilizaba mi hijo, a los cuatro años (hoy casi treinta y ocho): Mami estoy “abotado”.
Yo me reía y lo corregía. Ahora, entiendo su clarividencia: “abotado” (aburrido y agotado).
Ejemplos en nuestro idioma hay muchos como, boquiabierto, pelirrojo, salvoconducto. Otros provienen del inglés, pero los utilizamos a menudo en eso que llaman Spanglish.
Brunch (breakfast y lunch), Smog (smoke y fog), Motel (motor y hotel)
Y otros más contemporáneos como: Podcast (Ipod y broadcast) e incluso Netflix (Internet y Flicks (flix)*película).
En las propuestas para mi cliente, publicidad para una licorería, voy a incluir algunas que ahora se me ocurren como: Drin (drink gin) la cual podría extrapolarse a Drine, Drisky, etc.
Y esto me recuerda una que utilizamos comúnmente hoy en día, workaholic (adicto al trabajo).
Este último portmanteau detona siempre un chiste en mi cerebro.
Le daban el pésame a una señora y le decían:
– Lo siento tanto, bueno, él era un workaholic.
– Sí, pero también bebía en la casa.