Más de una vez hemos tenido el placer de disfrutar de una sinfonía de Beethoven, un concierto de piano de Mozart e incluso una puesta en escena de una ópera completa. ¿Pero nos preguntamos sobre la organización estructural para dichos eventos?
Las orquestas sinfónicas están conformadas generalmente por entre ochenta y ciento veinte músicos en sus filas. Estas organizaciones cuentan con personal especializado para atender uno y cada uno de los detalles necesarios para una presentación. Atrileros, copistas, managers de escenario, camarógrafos entre otros, forman parte de un equipo de trabajo primordial para el correcto funcionamiento y ejecución de un concierto. Cuando un músico se presenta a un primer ensayo de determinado repertorio; las sillas, atriles, luces, partituras y puesta en escena están preparadas con antelación. Esta labor indispensable no es vista por la audiencia, pero su valor es inmensurable al momento de planificar y consolidar determinado repertorio.
Pero los artistas que disfrutan y se benefician de esta loable labor sí están al tanto de dicha utilidad. El agua para el director, el sillín extra para el oboísta, la luz adecuada para determinada sección, la ubicación correcta de los puestos y atriles, son algunas de las labores que se llevan a cabo durante un día cualquiera de ensayos en un emprendimiento musical. Este grupo de empleados especializados pasan a ser parte de los héroes sin capa que hacen posible el óptimo resultado final y los tan apreciados aplausos de recompensa. Entonces en nuestra próxima visita a un escenario no olvidemos estos pequeños pero incalculables aportes, la música no son solo las notas que escuchamos.