Nueva manera de escribir, por Luli Delgado

Mal acaba de empezar y ya el 2023 nos trae sorpresas.

La gente de la Real Academia Española (RAE) anunció nuevas modalidades para el correcto uso de nuestro idioma.

Tomen nota. De ahora en adelante quedan eliminadas del alfabeto la “ch” y la “ll”, por considerarlas dos letras juntas, así que el abecedario pasa a constar de veintisiete letras.

La antigua “Y griega”, ahora se llamará simplemente “ye”, y la que antes era “i latina”, “i” no más.

Tampoco nos referiremos más a la “b” de burro o “v” de vaca. Ahora son “b” y “uve” o “v”. Eso ya más o menos era así, pero ahora es oficial.

También quedó sacramentado que “solo” se quedará para siempre solo, porque no va a llevar más acento, así como tampoco los pronombres demostrativos. Pensar en la de plumazos rojos y puntos menos que nos ganamos en el colegio al omitir estos acentos.

Ahora se ofrecerá “te” o café, sin acento, aprendamos a entender, y las cantidades serán, por ejemplo, 6 “o” 7, porque se supone que ya muy poca gente escribe a mano y la computadora se encarga de establecer la diferencia entre la letra y el número.

Si estamos hablando de cualquier “ex”,  ya no nos lo podremos quitar de encima así tan fácil, porque ahora tendremos que hablar del exsocio, de la exnovia, y así, todo junto lo que antes se separaba.

Pero el asunto no termina con la ortografía.

A partir de ahora se agregan palabras como “conspiranoico”, para lo relacionado con teorías de conspiración. Para los más pequeños se incluyó “mamitis”, y para los más modernos, las palabras “ciberpunk” y “puntocom”.

También gozaremos del derecho de escribir “panetón” y “sancocho” a nuestras anchas, nos podremos declarar “garciamarquianos”, y pasarán a existir los “micromecenazgos”. La lista pica y se extiende con más de tres mil ciento cincuenta y dos novedades.

Todo muy moderno, pero eso sí: la “ñ” seguirá llevando su palito y los signos de admiración e interrogación deben seguir abriendo y cerrando la frase, aunque raramente les hagamos caso. No perdamos la esperanza de que algún  día nos los quiten.

Yo iba a decir que en mi época tal y tal, pero lo dejé así, no vaya a ser que termine víctima del “edadismo“, la nueva palabra que describe discriminación debido a la edad, sobre todo en personas mayores o ancianas.

Ya lo saben, pues…

de la misma autora