
Perros paseando
Fuente: https://www.behance.net/
Hay unas horas específicas para encontrarse con todos los perros del vecindario y sus dueños. Es algo así como poco antes de las nueve de la mañana y después de las cinco de la tarde.
Parecen culpables cuando te los topas. Como si cometiesen un pecado o hiciesen algo ilegal, porque tanto dueños como perros están acostumbrados a las malas caras y a los desplantes de aquellos a quienes molestan los animales o los asustan, culpan de los desperdicios que algunos dejan en la calle y de algún que otro gruñido o ladrido.
Te das cuenta porque los dueños bajan la cabeza y sacan los perros rápidamente de tu camino antes de que haya la posibilidad de alguna queja.
Los dueños de animales grandes son los primeros señalados, aunque los minis, especialmente los chihuahuas, son a los que más acusan de vivir de mal humor.
No soy de esas que se quejan y los señalan, siempre estaré del lado de los perros.
No solo porque me gustan a morir, sino porque son animales domésticos adaptados a una vida alejada del aire libre y de los espacios grandes, limitados a espacios mínimos para su desarrollo. Los que tienen amos que los sacan regularmente y los cuidan bien son casi privilegiados.
Una primera recomendación.
Si me has seguido hasta aquí, seguramente te gustan los animales y estarás de acuerdo en que merecen un trato individual. Son seres con su propias vidas e historias, miembros de una especie acostumbrada a convivir con nosotros desde hace milenios, durante los cuales nos han ayudado trabajando en sociedad, nos han entretenido y regalado su cariño y lealtad.
Tienen su propia personalidad.
Aunque no sean tuyos, entienden perfectamente tu actitud porque conocen muy bien a las personas.
Sí ves a alguien que pasea a su perro, no mires solo al dueño, mira al animal a los ojos y, si puedes, sonríele. Verás el resultado. Los animalitos inmediatamente conectan y responden sonriendo a su manera: levantando las orejas, meneando la cola. No trates de tocarlos antes de que te olfateen las manos. Si no lo harías con una persona, porque sería una falta de respeto tocarla sin conocerla, con ellos es lo mismo.
Conecta en un parque por prueba. Verás lo sorprendidos que se quedan, también sus amos, que esperan que su perro sea simpático solo con sus conocidos.
En conclusión: los perros son unos buenazos que merecen respeto, consideración y una acera libre de quejas para circular.
Para cumplir con la ley, basta con que lleven su correa y vayan controlados por su dueño en las aceras, que no invadan los carriles para bicicletas y que, si quieren hacer sus necesidades, su dueño se encargue de limpiar para que la acera no se ensucie.
En los parques y jardines pueden ir sueltos y si tienes dudas, consulta la información de tu ciudad o municipio, porque generalmente tienen horarios fijos de circulación. Pero recuerda, es poco el tiempo que tienen libre en un entorno verde, con flores y otros animales. Déjalos pasear, que la mayoría lo único que quiere, al igual que los niños, es jugar en paz con otros perros y con su dueño.

es experta en el cultivo de huertos de hortalizas y flores.
lucygomezpontiluis@gmail.com